Cartas al director

Un caso de regio cazo puesto

“Sinceramente, ¿alguien piensa que existe una veraz y continua libertad de expresión en relación con el rey y la familia real? Yo no.” (Iñaki Anasagasti, “Una monarquía protegida por la censura”, Ed. Foca, 2009). 

La noticia la difundió el rotativo londinense The Sunday Telegraph el pasado 17 de febrero con la firma del periodista James Badcock. Periodismo de investigación frente a un periodismo español privado de tal menester, vasallo de la monarquía, en consonancia con la actitud del gobierno, el congreso y la judicatura de amparar la opacidad de la fortuna del emérito Borbón.

Según se relata en el citado periódico, Juan Carlos I se embolsaría 50 millones en francos suizos (47 millones de euros), por su “intermediación” en la venta del Banco Zaragozano a Barclays Bank. Los Albertos, apellidados Alcocer y Cortina, eran los socios mayoritarios del banco español. Un banco que atravesaba grandes dificultades económicas. Dificultades que ocultaban públicamente. Legalmente la venta no podía autorizarse, tanto el Banco de España, presidido por Angel Caruana, como el ministro de Economía, Rodrigo Rato, la llegaron a autorizar. Tenía que haber una intervención de un personaje con muy alto poder.

La venta se realizó en 2003 por un valor de 1.100 millones de euros, de los cuales fueron a parar a las manos de los Albertos, 457 millones de euros. Todo un pelotazo que encubría una estafa al banco comprador, que, al poco tiempo, descubre  el agujero financiero, y calcula en 600 millones euros de pérdidas en la operación. Desde la fecha de compra hasta 2014, Barclays imputa unos 4.000 millones euros el coste real de la operación. Al final, acabará vendiendo (2015) a La Caixa por 820 millones euros. 

Pero lo más doloroso es la pérdida social sufrida en su carne los trabajadores españoles. Se destruyeron 2.590 puestos de trabajo: 700 prejubilaciones en la delegación española, en compensación de pérdidas sufridas, en 2011; 890 despidos mediante un ERE en 2013; 1.000 despidos más en 2015 por la parte de La Caixa tras su compra. Frente a esas pérdidas sufridas en el ámbito socio laboral, el Borbón, a través del testaferro en cuentas bancarias suizas, su primo Alvaro de Orleans-Borbón, según la amante y socia del monarca emérito, Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, ha ingresado en un banco suizo, por su intermediación, la no desdeñable cifra de 47 millones de euros. Añadir, que las famosas grabaciones de Corinna, que rechazaron investigar el gobierno, congreso y judicatura españolas, si han sido aceptadas por los ingleses.

No debemos olvidar que la fortuna acumulada, fiscalmente opaca, del Borbón emérito, la heredarán sus hijos. ¿La declararán tan pronto se la adjudiquen? Su padre no lo hizo con respecto del dinero en Suiza dejado por Juan de Borbón en un banco suizo. ¡Salud y República!