Cartas al director

Habitando en el antropoceno

“El término Antropoceno se ha creado para designar las repercusiones que tienen en el clima y la biodiversidad tanto la rápida acumulación de gases de efecto invernadero como los daños irreversibles ocasionados por el consumo excesivo de recursos naturales.”

(Liz-Rejane Issberner, economista e investigadora titular en el Instituto Brasileño de Información en Ciencia y Tecnología en la Universidad Federal de Río de Janeiro; y Philippe Léna, investigador emérito en el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo y el Museo Nacional de Historia Natural de Francia. “El Correo de la UNESCO”, 2018-2).

¿Estamos en una nueva era geológica? Las conocidas, hasta ahora, eran producto de la propia Naturaleza. El término lo usa, por primera vez el biólogo estadounidense Eugene F. Stoermer, al que se uniría en sus investigaciones el holandés Paul Crutzen, premio Nobel de Química de 1995. Comenzaron sus investigaciones sobre el impacto de la civilización humana en el medio ambiente, al descubrir la destrucción de la capa de ozono. Posteriormente, Crutzen llegó a investigar sobre el cambio climático provocado por el hombre. Más recientemente, en 2009 y 2015, el sueco Johan Rockströn y el estadounidense Will Steffen y otros colegas del Centro de Resilencia de Estocolmo publicaron una lista con nueve límites del planeta que sería peligroso traspasar. Cuatro de ellos ya se han producido: el clima, la alteración de la cobertura vegetal, la erosión de la biodiversidad, y la desaparición de especies animales.

Nueva era geológica o no, metáfora o no, somos responsables de la alteración del relativo equilibrio en que se mantenía el sistema terrestre desde la era holocena, es decir desde 11.700 años atrás. Una alteración acelerada definida por una industrialización masiva y el modelo de consumo de los recursos. La mayoría de la comunidad científica advierte que es necesario descarbonizar la energía, recurriendo a fuentes de energía renovables y no contaminantes como el sol, el agua y el viento. Al mismo tiempo, hacer un uso responsable y equitativo de los recursos naturales. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) alerta de la sobreexplotación de los recursos naturales, lo que genera un desequilibrio enorme: se extrae un 20% más de lo que la Naturaleza puede regenerar, y advierte que puede ir en aumento.

Alvin Toffler en su obra “El shock del futuro” (1970), trataba cómo los efectos de la transición de la Sociedad Industrial a la Postindustrial, acelerada por los cambios tecnológicos, provocaba en muchas personas desconcierto, estrés. Hoy, me encuentro bajo los síntomas de otro shock, el del cambio climático. Se me ha subido la bilirrubina, como a Juan Luis Guerra, y desafortunadamente no llueve café en el campo, y si, en cambo, caen chuzos de punta, por la ira de Zeus, anegando cuerpos y almas. Hago votos para que no naufrague la vida futura.