Cartas al director

La vuelta al mundo por ocho millones

“Viaje con nosotros/ si quiere gozar./ Viaje con nosotros/ a mil y un lugar/ y disfrute… (Letra de “Viaje con nosotros”, canción de la Orquesta Mondragón).

A mil y un lugares tuvo que haber viajado el Emérito, para que se lo costease la Fundación Zagatka por la suma de 8 millones de euros. Qué menos para un personaje de altos vuelos. Viajar en avión es menos cansino que correr tras de un elefante en tierras de Botsuana. No corres el riesgo de sufrir caída alguna que te pueda ocasionar rotura de cadera, si padeces de reducción de la misma, por mucho titanio que te implanten. Tiene, además, otro atractivo, que es contemplar el trasero de una azafata, escogida buena moza, para atenderle, que el inmenso pompis de paquidermos. No debe ser muy agradable ir tras de ellos, pues si se zampan 135 kilos de vegetales al día, cada uno, ha de evitarse un resbalón al pisar el excremento ciscado. Y es que como dice el refrán, según come el mulo, caga el culo.

Ocho millones de euros gastarse en viajes regalados parecería una cantidad desmesurada para pagar al fisco 4 millones. Pero si se es un ahorrador empedernido ya no es para tanto. A ver si me cuadran los posibles ahorros del Emérito para darse esa pluralidad de garbeos voladores. Percibiendo del Estado una asignación de unos aproximados 200.000 euros anuales, habiendo sido el pago de su regulación al fisco, por esos rendimientos en especie, el ahorro abarcaría unos 20 años. Pero es que, además, téngase en cuenta que a él no le han faltado amigos para siempre, empresarios filantrópicos españoles o emires árabes, que le socorran en momentos de dificultad de cash. Su último cash se lo vació la pérfida Corina. Y es que ostentar la Jefatura de Estado en España no es moco de pavo. Ya se lo dijera su padre político, bajito pero mandón, que a los españoles no se les puede dejar solos. En un santiamén te montan un golpe de Estado que no veas, asaltando el Congreso de Diputados a tiros y lenguaje cuartelero, y tienes que pasar la noche en vela, tomando tazas y más tazas de tila que te prepara con amor la hacendosa ama de casa Sofía. Ah cherchez la femme, mon amí, cherchez la femme!

No seamos ingratos. “El defecto más grave del hombre es la ingratitud”, decía Ortega yGasset. El Emérito se merece nuestra gratitud. No valoremos en dinero el que nos haya traído una democracia, aunque nos esté costando un riñón, y más de la mitad del otro. Sobrados andamos de tesorería, a pesar de las grandes cantidades desembolsadas en sanidad, educación, y demás servicios sociales. ¿Quién es el guapo hispano que no se “despista” con el fisco? No se me desestabilice emocionalmente, estimado lector, si lo escrito aquí parecido tiene con la realidad, ello es mera coincidencia. “La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe” (Jacinto Benavente). Sonría a las frivolidades y desvergüenzas del Emérito Campechano; váyase al bar, que ya está abierto, para fortuna nuestra; olvídese de dietas impuestas, y, a la enésima caña, coja folgos para mandar a tomar por saco al “régimen”.