Cartas al director

La desinformación como arma de la guerra híbrida

“La guerra híbrida es la combinación entre revoluciones coloreadas y guerras no convencionales. En este modelo de guerra, las revoluciones coloreadas -largamente planeadas anteriormente y utilizando herramientas de propaganda y estudios sociológicos combinados con el uso de las reglas sociales- consisten en desestabilizar gobiernos por medio de manifestaciones de masas en nombre de reivindicaciones abstractas como democracia, libertad, etc.: son chispas que encienden una situación de conflicto interno. La revolución de colores es el golpe suave”. 

(Andrew Korybko, “Guerras híbridas. Revoluciones de colores y guerra no convencional”, Ed. Batalla de las ideas, 2020).

De nuevo, surge la eterna dicotomía entre seguridad y libertad. La libertad de expresión está amenazada por la desinformación, que no es otra cosa que lanzar, por los medios convencionales informativos, y sobre todo, por instrumentos del ciberespacio, noticias falsas, bulos (fake news), que puedan desestabilizar a un país, creando un ambiente de confrontación en su sociedad. Desde hace cuarenta años vivimos en un régimen democrático. Un régimen en el que hemos constitucionalizado como un derecho fundamental la libertad de expresión y la libertad de acceso a la información, siempre que ésta sea veraz. Lo contrario a esta última es la desinformación. La Comisión Europea la considera como aquella información verificablemente falsa o engañosa que se crea, presenta y divulga con fines lucrativos o para engañar deliberadamente a la población, y que puede causar un perjuicio público. En su barómetro de 2018, la propia Comisión Europea, señalaba que la desinformación online en España era un grave problema, en decir del 88% de los ciudadanos, y que un 66% afirmaban encontrarse con información falsa o malinterpretando la realidad, al menos una vez a la semana. En estos momentos, sufrimos de infodemia desinformativa sobre la pandemia del covid-19.

Internet ha revolucionado el ciberespacio, abriendo posibilidades infinitas para degradar tanto la capacidad militar como derribar el liderazgo político y la opinión pública del adversario. Esta es la esencia de la que se ha venido a bautizar como guerra híbrida, conocida como “Doctrina Gerasimov”, un militar ruso en la confrontación con Crimea y Ucrania. Aunque, sin embargo, ya fuera puesta por Estados Unidos para desestabilizar Euroasia, o el norte africano en las llamadas “revoluciones de primavera”. O como en América Latina con el “law fare”, una variante de la guerra híbrida. La desinformación, pues, es una cuestión de Estado, no de determinado gobierno. Está implicada el sector privado y la sociedad civil. No estamos ante una distopía orwelliana, columnistas, dizque independientes, a quienes recomiendo, antes de opinar, la lectura íntegra del BOE 292, Sec.III, Pág. 96673 de 5.11.2020, si es que les indigesta leer la obra de Korybko. El Consejo de Seguridad Nacional fue creado en 2013, con la aprobación unánime de todas las formaciones políticas en las Cortes, y que ha de seguir las pautas recomendadas de la UE, a la que pertenecemos.