Cartas al director

El vuelo del pajarito con la gaviota en Celanova

Aún convaleciente, por lo atónito de mi ánimo, tras leer la noticia que el pasado día 4 de mayo publicaba este diario ourensano, a propósito de la recuperación de la tradicional feria del libro de Celanova, me dirijo a nuestros lectores para mostrar mi preocupación por el trasfondo, el interlineado y la letra pequeña de este evento.

Quien redacta estas líneas lleva más de una década ejerciendo como médico en esta ilustre villa y ha desempeñado labores de cultura en otro municipio de la provincia que no viene al caso. En ambos cometidos he contado con la colaboración de profesionales e instituciones de diversos campos del conocimiento. Destaco al presidente y portavoz de la Fundación Gallega contra el Narcotráfico, D. Fernando Alonso, el excelente psiquiatra Cabrera Forneiro, mi buen amigo Julio Jiménez (subdirector del Imelga) o el magistrado de la Audiencia Provincial D. Antonio Piña, entre otros muchos, para abordar un problema que se vuelve extrañamente cotidiano en nuestra ya anemizada y deprimida, demográficamente, provincia. Se trata de la drogodependencia.

Laureano Oubiña, alias “el Pajarito”, tiene cabida en un párrafo de la noticia a la que hago referencia, compartiendo “cartel”, a modo de fiesta de la tauromaquia, pregón incluido, con dos insignes nombres vinculados a la riqueza cultural de Celanova. El pajarito, como si de una gaviota de las Rías Baixas se tratara, viene al interior de nuestra provincia, quiero pensar que confundido por un “espejismo azul”, a firmar libros y no en busca de “vertederos”, como se pudiera  comprender de este género de aves. 

Tiene Celanova suficientes recursos culturales como para tener que recurrir a un personaje por toda la sociedad reconocido como narcotraficante y artífice de cercenar a muchas familias con la lacra de la droga. Y esto no debe ser fruto de lo normal o lo cotidiano. Ni tan siquiera con la “normalización” de unas fotos de nuestro actual presidente de la Xunta con otro “dorado filántropo cultural” en su feliz juventud. 

Eufemismos y recursos literarios aparte, sin pretender mezclar churras con merinas, las vecinas y los vecinos de Celanova saben bucear y discernir entre buena literatura ofertada en sus librerías,  incluso por encargo, y bodrios como el canto del “Pajarito”, escudado en el vuelo bajo de la gaviota... o era del grajo?