Cartas al director

De Montero a Montero

“La azotaría hasta que sangrara”. Ésta fue la bonita frase que Pablo Iglesias le espetó a la ínclita Mariló Montero hace unos años; en aquel momento ningún Marlaska de turno abrió la boca para defender tal afirmación como “un insulto contra todas las mujeres”. Es cierto que lo que la señora Carla Toscano (“#Not me too”) ha también dedicado a otra Montero, en este caso Irene, no es de recibo cuando le dice que su único mérito “es estudiar en profundidad a Pablo Iglesias”, y no es menos cierto que el sr. Marlaska tiene toda la razón en su acertada afirmación, pero llega tarde. La señora ministra de Igualdad comenta que: “Cuando durante muchos días se está rozando un límite es más fácil que alguien que tiene la estrategia de desplegar violencia política se vea con la suficiente legitimidad como para pasar ese límite y quedar en la impunidad”. Cierto, muy cierto, pero habrá que decirle a la señora Montero que Podemos y todos sus miembros llevan sembrando desde su aparición en la política española la misma estrategia, que no es otra que desplegar esa violencia; ahora recogen lo que siembran y de paso ensucian y contaminan las formas y los gestos en todo el espacio político en donde insultar, blasfemar, mentir y demás “lindeces” es cosa habitual.

Si bien Mariló, no siendo santa de mi devoción, aprovechó la frasecita para demostrar que se puede pasar de largo con estilo sobre el particular, Irene -pobrecita ella, muy afectada y con lágrimas en los ojos-, solicitó que se incorporara al diario de sesiones “la violencia política que se está ejerciendo en este momento en la sede de la soberanía popular” para que “no se borre” y después de ella “no venga ninguna”. Pero además aprovechó el envite para señalar a la banca de la derecha y “amenazarlos” con pararle los pies a esta banda de fascistas, y claro, esto no es violencia política, es simplemente una pequeña advertencia.

Todo esto viene a demostrar que al parecer algunos creen tener la bula papal para amenazar, advertir, insultar, mentir... y otros, cuando utilizan el mismo sistema, tienen que ir al infierno y los hacen llorar a lágrima suelta. De coña, vamos.

Qué bueno recordar aquellos doce años de enfrentamientos Beiras & Fraga. ¿Saben como acabaron? Con un almuerzo a base de marisco y una merluza a la gallega regada con godello de Valdeorras, servidos en un pequeño y discreto comedor, eso es estilo.