Cartas al director

Tres semanas sin ciudad

Y las que quedan. Al menos otras tantas hasta poder comenzar a recuperar nuestra querida Atenas gallega de forma paulatina. 

En el momento de escribir esta carta, se cumplen 23 días del decreto del estado de alerta sanitaria que nos confinó en nuestros hogares, los cuales, siempre supusieron nuestro pequeño refugio cada vez que la ciudad nos daba una tregua. En esta ocasión es al revés, nosotros somos quienes hemos dado la tregua a la ciudad, guardándola en el garaje para que el monstruo no la vea y se marche, quedándonos sin ella pero recordándola.

Lunes 08,30. El café de la mañana, en nuestro bar de confianza, con el camarero que ya sabe que quieres un vaso de agua con el café y cuál es tu tipo de galleta favorita. Tomarnos ese café mientras pensamos en lo mucho -o lo poco- que tenemos que hacer ese día en el curre. Pasar por los colegios al mediodía y verlos en silencio, sin la jauría de chiquillos, padres, coches mal aparcados y policías locales luchando con ellos, es algo que impone. Y, ¿qué me dicen de nuestro río? El Miño ¿se llamaba así? Cruzarlo caminando por el puente romano, en coche por el Milenio, en autobús por el Nuevo y en bicicleta -o patinete- por la pasarela, los cuales nos conducían desde o hacia nuestro lugar de trabajo durante los días laborables.

Viernes 20,00 de la tarde, rúa Santo Domingo, el bullicio, los vinos como zona y como tesoro gastronómico del que disfrutar con los de siempre: ¿tomámoslle un de calamares?, ¿outroviño e para casa?, este tócame a min. Cruzar desde Praza do Ferro hasta Praza Maior era difícil, mucha gente, muchos conocidos y muchos por conocer. ¡Ah, la Plaza Mayor! Un café el sábado a las 18,00, buen tiempo y turistas haciéndose fotos; mientras, tú preguntando a la persona que te acompaña, ¿sabrán que la nuestra es la única Plaza Mayor inclinada en una capital de provincia? Domingo 20,00 atascos que salen del campo de O Couto o del Paco Paz, los nuestros han jugado y nuestra cara se alinea con el resultado. A ver si o ano que vén... 

De momento tendremos que seguir sin ciudad, para que, cuando la recuperemos, estemos todos, ella ya nos espera.