Cartas al director

Por una educación humanizada

Es difícil ser padre o madre. Muy difícil dependiendo del contexto en el que nos encontremos. Es obvio que cada vez cuesta más llegar a fin de mes, y no es por ser pájaro de mal agüero, pero lo será más el año que viene según suba la inflación. Los sueldos cada vez llegan para menos e ir al supermercado es más una odisea homerística que un acto cotidiano, y así con todo, los padres y madres logran lo indecible. Y es aquí donde la educación de los menores tiene un papel primordial para evitar que lo que es ya una tarea complicada, se convierta en algo imposible. En muchas ocasiones, los padres y madres ourensanos -en su mayoría héroes anómimos- se encuentran ante verdaderos muros burocráticos contra los que luchas. 

Así, becas, matrículas o cambios de colegio son algunos de los obstáculos en forma de papel (o incluso peor, mediante formularios electrónicos indescifrables) que la administración pone a nuestros papás y mamás. Y ante esto, la respuesta de muchos de ellos es la resignación ante el desamparo. Por todo, en muchas ocasiones el desconcierto y la desinformación campan a sus anchas y forman parte de cada septiembre, fecha de inicio escolar. ¿Por qué esto no se evita desde la administración? Es decir, ¿por qué cada junio no se incide como se debe en estos problemas? ¿Cuántas reuniones hay para abordar todo el incordio burocrático? ¿Cuántas oficinas de los responsables de los distintos gobiernos, sean del color que sean, están preparadas para ayudar a unos ciudadanos perdidos en el mar de disposiciones y normas educativas? Pues estas preguntas se hacen muchos de ellos, y las respuestas son siempre las mismas: gestos torcidos, caras largas, Google y otros padres y madres que hayan pasado por esa situación. Y menos mal, porque la experiencia es un grado y más si cabe, si de hijos se refiere. 

Pero lo peor, sin duda, es el resto de la sociedad. Sin dudarlo, muchos juzgan a los padres y madres como buenos o malos dependiendo de las notas de sus hijos, sin tener la perspectiva de haber pasado por ello. Sin haber sufrido la gran cantidad de lances en la gran cantidad de lances en los que se encuentran desamparados completamente, perdidos ante un maremágnum de situaciones que deben lidiar sin ninguna ayuda. 

Una cosa debe quedar completamente clara, la administración debe velar por sus ciudadanos, crear las mejores condiciones posibles para poder desarrollar su vida. Esto es algo completamente normal, pero a veces se olvida de ellos, y en otras ocasiones, lanza salvavidas repletos de espinas que son casi peor que no hacer absolutamente nada.