Cartas al director

España despoblada y vacía

A propósito de la manifestación del pasado día 31 de marzo en Madrid sobre la población rural y los pueblos casi despoblados en España (España vaciada), quiero hacer la siguiente reflexión y puntualizaciones:

Adolece la razón de causas históricas, sociológicas en razón del fomento del progreso y del desarrollismo de las grandes ciudades. También hay causas que tienen que ver con razones culturales, educativas y políticas.

Una de las causas fundamentales es conocer y aplicar en la práctica: ¿qué modelo de urbanismo y de ciudad o pueblo queremos? Otra de ellas, es el fallo de la gestión política, y en especial de la ejecución de las políticas de la Unión Europea a la hora de fomentar las estructuras y los medios para que la cohesión económica y social sea posible (No sirve de nada que un político de turno diga que con una conexión a internet que está todo solucionado, ello demuestra una profunda ignorancia del problema global). El problema es de más hondo calado a la hora de vertebrar la economía, el trabajo y el desarrollo de los pueblos, deberían de alguna forma implementarse varias e importantes medidas:

La primera, regular el modelo de ciudad y si esta ciudad, su modelo geográfico y territorial, debería tener un límite en cuanto a su extensión y el número de habitantes, en cuanto a su planeamiento urbano y desarrollo demográfico. En segundo lugar fomentar que los pueblos no se despueblen, implementando planes de desarrollo y medidas e incentivos reales por parte del Estado y las Comunidades autónomas para su bienestar y para que tengan mayores servicios, en especial, por ejemplo la mejora de las comunicaciones y otros servicios esenciales. En tercer lugar, establecer como prioridad una política de desarrollo rural y regional que sea sostenible, y que en cierto modo la Unión Europea pueda sancionar a los Estados que incumplen o no toman medidas para favorecer la cohesión económica y social y el desarrollo responsable de sus comunidades y pueblos. En cuarto lugar poner en manos de los municipios y de las Diputaciones Provinciales los medios reales y efectivos, para que sea posible y efectiva la solidaridad de todas las regiones y pueblos, en tanto en cuanto lo consagra el art. 2 de la Constitución Española. En último lugar proclamar y explicar que el Estado del Bienestar es más justo y posible integrando el medio rural, y no haciendo más enormes e invivibles las ciudades en cuanto a su excesivo crecimiento, fomentando el acercamiento del ser humano a un sistema de vida o hábitat que esté integrado en la naturaleza, como un derecho fundamental, estableciendo este derecho, por Ley Orgánica, si fuere necesario, y estableciendo las garantías legales, jurídicas y políticas para su consecución, luchando contra la globalización desmedida e integrando la identidad y tradiciones de nuestras gentes y pueblos.