Cartas al director

La soledad de los familiares

No es un problema a vida o muerte, o sí a veces, pero la imposibilidad de reunirse en los entierros o funerales, está haciendo mella entre los familiares y conocidos de los difuntos.

En los pueblos de mis padres los entierros son un acto social. Desde siempre, y cada año más. Los ancianos van y comentan despues “tuvo un bó entierro, foi moita xente”.

Estos días las campanas , si tocan a muerto , producen nostalgia. Apenas algún familiar, guardando distancias. Un virus hizo trizas la costumbre ancestral de honrar a los muertos y acompañar a los familiares.

Desde que comenzó el encierro han fallecido dos mujeres de la familia, una prima de mi padre, y una vecina con rango de familiar adquirido. Los funerales se pueden aplazar. Los entierros son discretos, con tres o cuatro personas y el sacerdote.

Espero que este estado de excepción pasé pronto. Y que los abrazos y pésames se vuelvan a dar en caliente, y muchas veces,. en persona. Puede que la civilización empezase enterrando a los muertos. Y acompañándolos en la despedida. En todas las religiones y culturas, apenas cambian los ritos. Y está bien así. Los muertos tambien son especie humana.