Cartas al director

Pasión por el trabajo bien hecho

La falta de oportunidades para gente joven, y la excesiva tasa de paro que llevamos soportando demasiados años, hacen que el amor al trabajo se haya ido devaluando  hasta tal extremo que lo que verdaderamente parece importar es tener o no tener trabajo.

Hoy día, hablar de un trabajo en el que nos sintamos bien y en el que disfrutemos desarrollando nuestra creatividad, puede ser apreciado como una falta de respeto a los que no lo tienen. Incluso, en ocasiones, es mejor no hablar de ello.

Sin embargo cuando te encuentras con una persona joven que habla de su trabajo con emoción y lo vive intensamente, resulta poco menos que inusual pero muy reconfortante. 

Eso es precisamente lo que me ha ocurrido con Carmen, una íntima amiga de mi hija Wendy, que está trabajando como profesora de Historia en el colegio al que fueron ambas. Me ha contado con tanta vehemencia su método, la respuesta de los alumnos, y la carta que les ha escrito como despedida del curso, con especial mención a todos y cada uno de ellos, que me ha emocionado. 

Qué suerte, he pensado. Qué suerte la de Carmen, que además de tener un trabajo, está haciendo lo que más le gusta, enseñar historia.