Querido Xavi:
Te vi de pequeño, pero no te conozco, aunque sí puedo decir que somos amigos, pues tengo el honor de serlo de tus padres y de tus hermanos mayores. Y espero que ese derecho se herede.
El año que naciste me fui de Sabadell. He seguido a distancia, pero con cercanía tu enfermedad. De tu padre he aprendido la importancia del trabajo bien hecho, de tu madre que hay decisiones que es mejor tomarlas con el corazón, y de tus hermanos, ... aprendimos juntos a pasarlo muy bien haciendo cosas buenas. De ti, he aprendido al leer tu libro “Aprendre a morir per poder viure” (Aprender a morir para poder vivir) -se ve que lo de enseñar también se hereda- que la vida tiene cosas maravillosas cuando la vives sirviendo, procurando hacer felices a los demás, aunque tengas una enfermedad degenerativa tan complicada y de mal pronóstico.
Gracias Xavi por tu ejemplo. Y a tus padres por saber hacer familia tan bien, y a tus hermanos por su alegría. Un abrazo fuerte.
