Cartas al director

Indiferencia pontina

Bueno, pues ya sabemos algo de las Fiestas del Puente. O de as Festas de A Ponte, que dicen los modernos. Festejos muy esperados años atrás, sobre que los pontinos aguardaban conocer las novedades que iban a aparecer cada año y que se han quedado en muchas barracas y atracciones en las calles, unos grupos musicales y, naturalmente, la parte religiosa.

Las fiestas pontinas están regidas por una auténtica improvisación y se sale del apuro lo mejor que se puede. Meritoria labor, por ejemplo, la de esos dos vecinos que, a su manera, simplificando al máximo, no dejaron a los pontinos sin las dos últimas fiestas profanas, ya que la religiosa la hubiera habido como siempre. Antes, con un año de anticipación, las dos sociedades pontinas -la desaparecida Recreativa y La Troya- nombraban un presidente y éste elegía a sus ayudantes. El programa respondía a la imaginación de los comisionados y a las posibilidades económicas, dinero recaudado y colaboración municipal. Ahora, algo parecido, pero bajo mínimos. No hay tiempo para más.

Pues sí. Los mayores, los de Puente Canedo, estamos decepcionados. Los modernos, “os veciños de A Ponte”, bueno, pues no preocuparles gran cosa. Sin embargo, los de antes y a los de ahora debiera de preocuparnos lo que está pasando, porque es algo que va más allá de unas fiestas más o menos importantes; afecta a todo lo que se refiere a esta gran zona pontina, la de la margen derecha del Miño que cuenta con una muy importante población y que, sobradamente conocido el caso, fue Concello independiente hasta que nos lo llevaron.

De momento, como si empezáramos a tomar el tema con bastante “cachondeo” ya circulan, aparecen expuestos carteles bromeando sobre las novedades del programa de fiestas este año. Pero a poco que hagamos memoria, que analicemos el caso, caeremos en la cuenta de que duele que haya tan poca iniciativa, tan poco afán de hallar en este Puente actual personas con cierto relieve que siempre han mostrado inquietud y preocupación por nuestras cosas. ¿Ya no existen personajes inquietos, preocupados, con ideas, con iniciativas, que sean capaces mover, de incentivar necesidades que tiene esta zona, con enorme crecimiento, con tantos miles de habitantes? Tal como siempre hemos tenido.

Pues no, no hay comisiones de fiestas. Pero tampoco hay representaciones importantes en los partidos políticos, que velen por los intereses pontinos. Y así, la indiferencia, el “pasar” de muchos problemas, está empezando a “cabrear” al personal. Pues a ver si es verdad.