Cartas al director

Obituario | Carlos CId Arregui, un hombre honesto

Ha muerto un hombre humilde, un excelente  maestro,  forjador de cientos de hombres y mujeres que siempre llevarán en sus corazones las magistrales  enseñanzas de un profesor profundamente ético. Le recuerdo en cursos, reuniones, asambleas, charlas y comidas;  preocupado por mejorar la enseñanza pública a la que ha dedicado cincuenta años de su vida. Su colegio de Rairiz de Veiga era su segunda vivienda. No tenía horario, no tenía otras ambiciones que mejorar la formación de los alumnos del centro que dirigía. Fue, sin duda, un gran director y así ha sido reconocido: para toda la eternidad el centro llevará su nombre. Justicia y mérito de los grandes servidores del bien común y Carlos lo era. 

Amigo leal, padre ejemplar, compañero solidario, bueno, inteligente, culto y, sobre todo, buena persona. Amó profundamente a su esposa, Pilar, y fue feliz contemplando los éxitos académicos de sus hijas de las que se mostraba profundamente orgulloso. Tuve el honor de ser su amigo, de compartir opiniones, de debatir temas de educación, de intercambiar preocupaciones y de analizar los acontecimientos de la vida. Gracias por tu amistad y tu bondad. Que la tierra te sea leve.