Cartas al director

Vendedor de humos, por dos o tres mil euros

Fue hace tres meses, el 2 de agosto de 2019, a las 3 de la madrugada -relativamente porque yo dormía-, que tuve un sueño descorazonador de 5 minutos y 12 segundos de duración. Alguien llamó a mi vivienda, al abrir se presentó un hombre al que recordé futuramente en el tiempo aquel de los dichos 90 días.

Me invitó a que lo invitase yo a él a asomarnos al balcón. Me presentó un camión cisterna de 30.000 litros menos 1/4 de agua, que rebosaba por dentro y por fuera; me explicó: "Agua de Lourdes -me dijo-, la cual le ofrezco a usted como agua antioxidante, que sin duda lo sanará a usted y a quien quiera que con ella empine el codo, de sus arrugas, del alzhéimer, del párquinson, de los nervios, de las canas, de, de, de, etc. Porque fíjese que ahora se sabe, descubierto por un científico japonés, que los apabullantes milagros de Lourdes no son sino el resultado de esas cualidades antioxidantes que este líquido posee".

Yo me quedé de piedra, mirándole fijamente a los ojos. Al cabo de un ratito me pregunta: "¿Qué me dice?". Al ver que no decía nada yo, se puso a palparme y al comprobar que él me había petrificado, subió al camión y escapó como alma que lleva el diablo.

Desperté. Me palpé y... seguía siendo de carne y hueso. ¡Uf, menos mal! Dejé transcurrir los días (no tuve otro remedio), y al cabo de 3 meses me llamó por teléfono alguien: "Señor Ysauro, si le parece bien va dentro de media hora a visitarle un amigo mío, convendría que estuviesen usted y su señora". Era el de la purificadora del agua doméstica, le dije que sí. En ese tiempo se nos presenta el conocido mío del futuro aquel, que ahora es pasado, que recuerdo desde aquel pasado que ahora es futuro. Bueno, usted ya me entiende. 

No había camión ni agua, sino un aparato y un aparatito que los traía en una especie de cartera de cuero. Habló mucho, nos explicó todo lo referente al agua de Lourdes, como en el sueño. Me reí y le dijimos amablemente que había pinchado en hueso y le enseñamos la puerta. Ya la conocía.