Cartas al director

28 de abril, la batalla decisiva

Recuerdo perfectamente el proceso de descristianizar España. Nací el 9-9-1936. Por la década de 1940 los enemigos establecieron  el siguiente plan: “Que el sacerdote pierda su identidad y envilecer a la mujer”. En la década de 1960 estalló un vendaval en la Iglesia Católica que produjo una gravísima crisis. Se desacralizó y se orientó su misión a lo social. La Iglesia se dividió, muchos sacerdotes y religiosos abandonaron su ministerio y muchos fieles abandonaron la Iglesia.

Esa desacralización persiste, y así vemos como han aparecido sacerdotes pederastas y la Divina Eucaristía anda de mano en mano. Década de 1980. Oigo en la TV a una feminista radical decir que por fin están consiguiendo que la mujer española pierda su pudor y recato. Hemos visto como en diversas ocasiones las feministas radicales hacían manifestaciones públicas diciendo que habían abortado y pedían la ley del aborto.

En la actualidad, y promovidas sobre todo por las feministas radicales y apoyadas por los gobiernos, se manifiestan muchas  de ellas pintadas con una cruz invertida, símbolo anticristiano, solicitando la igualdad. Esta sociedad ha llegado a un extremo insoportable. La descristianización que pretendían los enemigos de 1940, ha dado un fruto ubérrimo, imposible de imaginar cuando yo era joven. No tenemos sacerdotes ni vocaciones y la juventud femenina, en su mayoría, está desquiciada, imposible de imaginar a una de esas jóvenes como madre de familia como fueron nuestras esposas y madres.

Esta era se acaba, el 28 de abril es la fecha definitiva. Nadie sabe lo que puede suceder, pero tengamos por seguro que para bien o para mal, nos espera mucho sufrimiento, pues la Iglesia Católica y esta sociedad, necesita una purificación y eso siempre conlleva sufrimiento.