Cartas al director

Primera necesidad

Desde hace años reparto mi tiempo entre Suiza y España, y no deja de sorprenderme que cuando llegan ambos recibos de la luz sea siempre mucho más doloroso el del terruño que el alpino. 

La diferencia no se debe al costo por kWh, que es muy similar en ambos países (incluso más barato en España); lo que vacía el bolsillo al sur de los Pirineos no es la electricidad consumida, sino los dos tercios de la factura que corresponden a la potencia contratada –cuyo componente principal son los peajes por el transporte desde la central hasta el punto de consumo–, el alquiler del contador y el impuesto a la electricidad, de un 5,11%. 

A la suma de estas cantidades hay que aplicar, como no, un suntuoso IVA del 21%. En comparación, los helvéticos me facturan un 7,7% por ese concepto. Y me preguntó yo, ¿es que para la ministra Montero calentarse la casa en medio de los rigores de Filomena es menos primera necesidad que adquirir este periódico, gravado con un módico IVA del 4%?