Cartas al director

El circo ya comenzó

No es una novedad que entre tanta locura política que nos rodea sea previsible que ya no hagan falta más locos, pues los payasos ya han empezado bien su función en los circos montados en A Baña, Xallas y Ames. Y para nada se sienten avergonzados aunque su aspecto despierte sentimientos de caridad.

Y cuando, como es el ca-

so reciente, descaradamente se suben el sueldo, ese misma paga que antes tanto criticaban en el bolsillo ajeno, ahora ni el rubor ni la vergüenza asoma a su cara- cara dura de cemento armado-, pues ya no se acuerdan. Ni escrúpulos hay. Ahora ya no. Son otros tiempos, otras circunstancias y otras personas totalmente distintas. No hay comparación. Claro que no.

La rapidez de levantar el brazo va en relación con el olor de su sobaco de casta vieja, es decir, gasolina de alto voltaje para sus vidas y sus compañeros de viaje tóxico de cuatro años. Algún alcalde hay, que sin saberlo, inauguró sus vacaciones durante una legislatura.

La pena es que la oposición, -en algunos casos algo bisoña, todo hay que decirlo,- les trate como pajarillos heridos- que pajarracos son- a los que se les puede asfixiar si los aprietan demasiado, y, que cogerán vuelo si les abren mucho la mano, ya que llegan con una atrofia electoral evidente, puesto que se han llevado una morrocotuda sorpresa al alcanzar tan alto destino.

Es decir, gasolina de alto voltaje para sus vidas y sus compañeros en tal viaje tóxico en ese safari de cuatro años. Y eso que en algunos sitios tal maridaje se llevan mal. A matar. Pero es lo que hay.

Efecto ancla le llaman algunos; llegar, hacer pie con gestos para la galería, tirar lo que el anterior alcalde hizo y seguir dando bandazos hasta saber dónde la marea les ha llevado y que es exactamente lo que tienen que hacer. A unos le llevará más tiempo que a otros, pero quien paga es el vecino de turno. 

Esto suele pasar en los sitios en donde han llegado los novatos con pactos más o menos encubiertos.

Aquí en Negreira, me dice mi amigo de marras, también nos ha tocado la lotería. Pero solo para jugar. Y a peor. Y tan solo por dos números. Menuda tómbola nos ha caído. La risa está asegurada.