Manuel Conde Silva falleció el viernes a los 86 años en su casa de Ourense. Atrás queda una vida plena, en la que su vertiente familiar –deja mujer, Celia, cuatro hijos y diez nietos– y empresarial –ahí está su apasionante aventura al frente de Maconsi– convivieron sabiamente, convertidas ambas en su motor vital.
Se crió en Mariñamansa, en el negocio de sus padres. Allí se musculó su carácter trabajador y su espíritu emprendedor. Ese que lo llevaría a montar un hostal en el recién nacido Polígono de San Cibrao. Corrían los años 60, y el referencial área industrial iba creciendo a la par que la experiencia empresarial de Conde. Su olfato le llevaría en la década de los 70 a otear nuevas oportunidades. Las universidades laborales estaban en expansión, y con ello llegó la externalización de servicios. Primero fueron los comedores: los ourensanos ganaron ese concurso público, y pasaron de alimentar a los trabajadores del polígono a chavales de toda España. Maconsi estaba en marcha.
Luego, la limpieza de esos espacios educativos, que también acabaría gestionando el grupo capitaneado por Conde. Una empresa ourensana miraba a los ojos de grandes corporaciones que, cuentan, cuando los veían llegar a Madrid desprendían una pizca de altivez. "Éramos como Ásterix y Obélix contra los romanos", cuenta su yerno Manuel Elías Pérez, que trabajaría con él durante muchos años como su mano derecha. Poco a poco Maconsi despegó. Y continuó su ramificación –lavandería industrial, construcción...- con clientes públicos como el Insalud, o privados como Citroën. Llegaron a tener 3.000 trabajadores repartidos por toda España, con sucursales en las cuatro provincias gallegas y Zaragoza, Sevilla y Gijón.
Manuel se retiró hace una década. La empresa no lograría sobrevivir a esa transición. Él sufrió un ictus que no le permitiría disfrutar tanto de su familia en sus últimos años como le hubiese gustado. Ahora queda su legado. Y sus seres queridos, que lo recordarán como un hombre recto, muy trabajador y familiar.
Hoy, a las 11,15 horas, los restos mortales de Conde Silva serán conducidos desde el tanatorio As Burgas a Santa Eufemia. Posteriormente, ya en la intimidad de su círculo más cercano, será enterrado en el panteón familiar del cementerio de San Miguel de Soutopenedo.
