Cartas al director

Diario de una auxiliar a domicilio

n n n Me llamo… ¿qué importa eso?, porque podría tener tantos nombres como trabajadoras que día a día se enfrentan a una jornada laboral donde puedes encontrar cualquier caso pero… llámame Lucía si te apetece.
¡Qué noticia tan triste en medio de tanta tristeza! y es que siento aquí, en mi cuarentena, al igual que todo el pueblo español, que intentamos sacar nuestra mejor disciplina y humor, que hay ciertos sectores que siguen haciendo política de las muertes y del dolor y esa, en sí misma, me parece otra crueldad más.
¡Qué pena de ciertos sindicatos tachen o denuncien de homicidio al Gobierno (sea cual sea que estuviese al frente de este horror inesperado del que nadie podía presagiar de tal magnitud)!
No señores, no estamos unidos salvo el pueblo, que con orgullo saludamos y aplaudimos en nuestras ventanas a esos sanitarios y fuerzas de seguridad que unidos también hacen pecho a ese coloso devorador que, como pintó Goya, pasa sembrando el terror, la destrucción y la muerte ante un pueblo que en desbandada corre a su refugio más cercano.
Sí, señores, y con la esperanza de que este monstruo pase de largo con su panza llena de vidas humanas, en su mayoría nuestros mayores a los que debemos honrar, pues parece que no recordamos que gracias a ellos disfrutamos de bienestar a pesar de las circunstancias. ¡Qué pena me da que se politice este desastre humanitario! No señores, las víctimas somos todos y el malo es ÉL, que se cuela invisibles por todas partes.
Gotas de sudor de los sanitarios son reflejo de un sobresfuerzo mientras el miedo a que ellos se contagien inunda su interior, pero siguen en la lucha unidos cada día y se entregan con las protecciones que tienen, siendo vulnerables al mal.
¿Dónde está la solidaridad de algunos que intentan hacer de las muertes política? Siento pena, rabia y sólo orgullo de los sanitarios, fuerzas de seguridad y todo un pueblo que no sabe cómo podrá sobrevivir económicamente después de esto, pero ahí estamos en cuarenta esperando que pase el Coloso y pensamos… ya encontraremos trabajo, algo saldrá, ahora lo importante es que cada día baje ese índice de muertes. Y mientras, muchas familias se tendrán que replantear incluso reunirse de nuevo en un hogar familiar por falta de medios y reunir a esas heroínas, nuestra madres o abuelas, que saben cómo multiplicar panes y peces. Ciertos políticos y sindicatos hablan de denuncia por homicidio sin darse cuenta de que nuestro enemigo se está ganando aliados y fracturando una sociedad con disputas políticas mientras nuestros mayores se mueren en hospitales y residencias. ¿A qué estado hemos llegado con ciertos políticos o sindicatos que no guardan la cuarentena política en pro de las vidas? Y se sentirán orgullosos por tanta hazaña, ¡qué pena!
Dejen la política a un lado y mantengan su lucha en cuarentena porque nuestros mayores no estarían orgullosos de ciertas actitudes, porque de no ser así, morirán de Covid-19 y de pena ante unos políticos en carrera por ganarse medallas y méritos. ¡Qué pena me da!