Cartas al director

Gracias Vivi

Que vaya por delante, soy un privilegiado. Aunque pase la pandemia alejado de Julio y Candela, mis hijos, soy un privilegiado. Vivo con mis padres, Marité y Julio, 87 y 90 años, soy un privilegiado.

Hablo constantemente con mis hermanas y mi hermano, con mis amigos, con mi otra familia del Centro Comercial Aberto Ourense Centro, ¿soy o no soy un privilegiado?

Pero si me siento un privilegiado, y tendría que darle un nombre, ese sería un nombre de mujer.

Desde el minuto menos uno decidió recluirse con mis padres, renunciando a su vida, a su hijo, a sus amig@s. Renunció hace tiempo a su tierra, por un futuro mejor, de eso sabemos, pero aún no logro entender, como, cada día, con sus 24 horas, atiende con esa sonrisa y esa paciencia infinita esa letanía de peticiones por parte de mi padre, y colma de atenciones a mi madre, que no pide nada.

Gracias Vivi, que nunca se apague tu sonrisa.

Gracias a todas las Vivis de España, las heroínas olvidadas del sector doméstico.