Cartas al director

Necesidades innecesarias

Puede que uno no sepa plasmar de forma entendible sin que nadie se moleste, pero desde aquí me sumo a la opinión en este medio de Francisco Javier Andrada y de Andrés Reina España días atrás sobre los restos fisiológicos de los inocentes animales como son los perros.

La cosa está alcanzando unos niveles lo más lejos de la mesura. Nadie sabe bien por qué se encuentra atado a un extremo de una cuerda tirando de un cánido, una moda sin razón y mucho menos de necesidad, por muchos que insistan que les hace compañía, más bien lo que les crea unas necesidades de las que no pueden liberarse.

El caso es que los “canes” van dejando un indeseable rastro, que cada día padecemos todos, incluso más que sus propietarios, pues actúan con tanta picaresca para dejar sus asquerosas y molestas deposiciones lejos de sus casas. Los hay de todas las razas, da lo mismo, todos cagan, y muchas cagadas se quedan en el sitio, se dice que es culpa de la educción y civismo de sus dueños, pero las muestras, y son muchas, se quedan ahí. Como uno no vaya atento se lleva para casa uno o varios “pasteles” proporcionados por la mal traída moda.

Tienen tanto descaro que se saltan a la torera cualquier letrero de prohibición, más bien parece que los jardines son su natural hábitat.

La lógica nos lleva a entender que los perros tienen que estar en fincas privadas y no en las viviendas de la ciudad. No hay calle que se salve de las indeseables deposiciones y chorros del oloroso y corrosivo pis.

Puede que en algún caso alguien que no tenga a quien querer necesita la compañía de un animalito que canalice sus penas o frustraciones, algún caso habrá, pero la inmensa mayoría esta dejándose llevar por una moda nacida sin una verdadera necesidad.