Cartas al director

Ni con pinzas

Después de seis meses rascándose la barriga, pero cobrando sin falta sus buenos pero a todas luces injustos sueldos, sus señorías y una buena parte de ellos arrastrando sus prominentes morros se presentan de nuevo en el hemiciclo para recoger sus actas. De nuevo una buena parte de los nuevos inquilinos ha hecho uso del desprecio y burla a la cámara donde se presume el sentido común debería de prevalecer. Pues nada más lejos, una vez más se ha montado el esperpento, transigido por la presidencia con actitud impávida, como si la situación fuese lo más normal del mundo. Que vergüenza.

Es que no hay mecanismos para que todos los que se presume serán nuestros representantes muestren un orden común para mostrar en forma de juramento o promesa, ser fieles a la Carta Magna sin soltar esa contradicción a lo que fueron llamados. 

Como parece que tratan de regatear a decir lo que bien escrito está, sería mejor que se quedasen en casa y ser coherentes, si España no te gusta no vengas . No sería oportuno que la autoridad presente en ese momento les impidiera ejercer de diputados por no ceñirse al guion, ese guion que no ata a nadie pero parece que a algunos se les atraganta, y tanto disfrutan con salpicarle lo que sale por sus sucias bocas.

Tan simple como que si no corrigen en el momento se queden fuera y punto, en el Congreso se va a lo que se va, a dar ejemplo y no a montar el particular espectáculo 

Desde luego esos no son los que arreglaran nuestros problemas, no, esos vienen a luchar en contra de un sistema del que se están beneficiando, arreglan su futuro y el nuestro les importa una puñeta, mientras el sistema paradójicamente les protege y mantiene, la moraleja es, “cría cuervos y te comerán los ojos”.

Esperpéntico y nosotros con cara de parvos, calladitos y pagando. De estos lodos ya veremos lo caldos que salen.