Cartas al director

Obituario | A mi amiga Esperanza

Fue una larga lucha con desiguales armas contra un grupo de células sublevadas y por supuesto extraordinariamente desagradecidas.

Nuestra amiga Esperanza no se merecía padecer el viacrucis, no.

Esa alteración celular apuntó en una persona con máximos de inocencia, como si la fatal suerte no tuviese en cuenta la bondad y alegría que irradiaba nuestra amiga Esperanza.

Por lo que te hiciste merecedora de un máximo de indulgencias.

Por tu amabilidad, por tu incesante carga de cariño, por tu actitud y un sinfín de razones que sin darte cuenta te has ganado a pulso, es que lo tuyo es una bondad innata de la que solo unos pocos privilegiados tocados por la mano de Dios pudisteis compartir con todos tus seres más queridos y algunos más como yo que he tenido la suerte poder participar de esas buenas sensaciones. Tantos años que nos conocemos me autorizan a opinar en positivo de ti al cien por cien.

Nadie me quitará de la retina aquella reacción telefónica tan pronto reconocías mi voz, que sin ver físicamente tu cara me resultaba en mi mente una imagen tuya que a mí me daba un empuje de esperanza y alegría sobre las temporales pero notorias mejoras de tu salud, esas mejoras que aun a través del teléfono me llenaban a mí de la necesaria esperanza. En cuanto colgaba el auricular me sentía lleno de alegría hasta la nuestra siguiente conexión.

Recuerdo aquellas visitas a La Marquesa donde me era imposible no recoger los agasajos con que me obsequiabais tú y José, no eran de compromiso, eran salidos de vuestra sana naturaleza.

Esa esperanza no tuvo lo resultados finales apetecidos por todos los que estábamos alimentando el deseo de tu definitiva y estable mejoría.

No pudo ser, una pena, todos sentimos un gran vacío y en especial tu familia más directa, la pena que ellos tienen que soportar tiene el listón demasiado alto, tú con el amor y excelente actitud supiste crear, marido, hijo y nietos quedan desamparados y huérfanos de algo que nadie puede reemplazar.

Fuiste la dulzura en persona, tu recuerdo se acomodará en nuestra memoria como no podía ser de otra manera, para nosotros siempre estarás con nosotros. Mis condolencias y el abrazo más grande a José.