Cartas al director

¿Y la luz encendida de las vacaciones?

¿Hasta qué punto estamos dispuestos a prescindir de nuestra intimidad?  Los términos de la privacidad prácticamente han desaparecido, y ahora nos parece más importante saber qué está haciendo un ex compañero de clase con el que no te hablas y que está de erasmus en Brasil, o saber cuántos likes ha tenido tu última foto, o cuánta gente ha visto tu última historia de instagram y si lo ha visto x persona para darle envidia.
Hemos dejado de lado nuestra vida cotidiana y nuestra privacidad por convertirla en algo bonito e “instagramer”. 

¿Os acordáis cuando dejábamos una luz encendida cuando nos íbamos de viaje para que no entraran a robar? Pues eso ya no se lleva, ahora lo que se lleva es enseñar a todo trapo y en todo momento, si estás veraneando en el pueblo de tus abuelos o si te has ido a la Costa Dorada a pasar el finde, pero todo tiene que parecer lo más espectacular que hayas hecho en tu vida. 

Tienes que enseñar el hotel dónde te estás quedando, el restaurante al que has ido a comer y lo que te has comprado, simplemente para hacer ver a la gente que tienes una vida perfecta y que no pierdes el tiempo.
Cuando era más pequeña solo pensaba en compartir en todo momento lo que estaba haciendo, ahora que he crecido me doy cuenta de lo importante que es compartir las experiencias con la gente que tienes a tu lado, y no con el ex compañero de clase con el que no te hablas. Así que vuelve a dejarte la luz de tu casa encendida cuando te vayas de vacaciones y cómete esa paella en aquel restaurante tan bonito, sin tener que hacer esperar a tu familia a comérsela para subirla a tu “instastories”. Vuelve a conservar tu privacidad.