Cartas al director

Surcar el tiempo

De noche, al extasiarnos con la espectacular bóveda celeste, viajamos al pasado. La luz que nos llega, y recorre el espacio a 300.000 km por segundo, abandonó aquellos soles hace años, incluso milenios. 

El telescopio espacial Hubble ha descubierto a Ícaro, cuyo brillo nos alcanza hoy tras partir hace 9.000 millones de años, 4.400 millones antes del nacimiento del sistema solar. Ahora tal vez ni exista. Sin embargo, las estrellas “vecinas” que vemos a simple vista seguramente seguirán vivas. 

A 11.600 años luz, en la constelación de Casiopea, se encuentra el astro más lejano visible sin instrumentos. Si tuviera un sistema planetario con vida inteligente y avanzada que usara telescopios tan potentes como para escrutarnos a vista de satélite, no observarían un planeta contaminado y superpoblado en grave riesgo, sino que harían un viaje en el tiempo que les revelaría un mundo virginal cuando nuestra especie inauguraba el Mesolítico y exploraba el planeta en grupos de cazadores-recolectores.