Cartas al director

Reaccionemos ante la pobreza

El relator de la ONU sobre pobreza ha dicho “he visitado lugares que sospecho que muchos españoles no reconocerían como parte de su país (…) barrios pobres  con condiciones mucho peores que un campamento de refugiados”. Como el tema me pareció muy relevante lo comenté con algunos de mis conocidos y lo que recibí como respuesta, de algunos de ellos, es que no les consta y que afirman que lo que ha comentado el experto es mentira. Quiero pensar que son una excepción, porque espero que en nuestra sociedad no se esté instalando el escepticismo que aplicaba aquello de “el truco está en fingir no saber nada”. 

Yo sí creo lo que dice el relator de la ONU y considero que es un tema muy grave y por ello espero que la sociedad en su conjunto lo asuma como tal y actúe para que esta situación se resuelva.

De nada nos vale decir que “no nos consta” tenemos que actuar. Las actitudes forman parte de nuestro comportamiento y de nuestra vida y repercuten en nuestra credibilidad como individuos. En definitiva, hay que poner en marcha propuestas encaminadas a la reconstrucción del estado del bienestar y la recuperación de la justicia social haciendo especial hincapié en el tema de la pobreza y la igualdad social. 

Es obvio que España está prosperando económicamente, pero aun así, hay demasiadas personas que están pasando “hambre” por eso es necesario que nuestros políticos asuman sus responsabilidades y, tal como dice el experto de la ONU: “Ahora España necesita un liderazgo innovador a escala nacional, respaldado con recursos para alentar a las comunidades autónomas a apoyar reformas de gran alcance”, explica Alston, quien aplaude el mensaje del nuevo Gobierno, aunque resalta que “es necesario que sus acciones estén a la altura de esa retórica". 

Para aquellos que son como mis conocidos “los escépticos” les sugiero que en un rato libre y con conciencia se pasen por alguno de esos lugares y verán, con sus propios ojos, que las personas que viven allí no tienen qué comer y pasan hambre