Es históricamente conocido el gusto de los Estados Unidos por los territorios con riquezas naturales, véase petróleo o minerales estratégicos pero resulta que también les atraen las tradiciones de otros países y no hay más que ver cómo han plagiado y transformado en Halloween nuestro milenario y tradicional Samain. Otro ejemplo es la copia que han hecho de nuestro famoso y consuetudinario Apalpador, al cual mediante el eufemismo han transformado en Santa Claus o Papá Noel.
La misma suerte han corrido nuestra ancestral recogida de comida rápida subidos al coche y la televisión por cable.
Debemos velar por nuestras tradiciones para evitar que se produzca este tipo de latrocinio cultural. No vaya a ser que se invierta el sentido de dicha imitación cultural y nos veamos dando una vuelta por la calle del Paseo con unos revólveres colgados de la cintura debajo de la chaqueta o comiendo pavo, o en su defecto un capón de Villalba el día de Acción de Gracias.
