Coches de día y ratas de noche en el Casco Vello de la ciudad

El Casco Vello de Ourense tiene una carta de presentación vergonzosa para aquellos que acuden a visitar la ciudad y, aun peor, para los residentes que se enfrentan diariamente a una carrera de obstáculos con condiciones insalubres.

Por un lado, están las ratas que cada noche corretean entre la basura que se acumula en las principales vértebras del casco histórico y, por otro, las filas de coches que aparcan a su libre albedrío en zonas peatonales.

En el primer caso, el problema tiene solera. Ya en junio, la empresa de desratificación contratada por el concello aseguraba que habían echado veneno en alcantarillas y agujeros, pero que los edificios en ruinas son cuna de roedores -los nidos se forman en la maleza y salen al exterior por los agujeros- y la basura acumulada sirve de fuente de alimentación.

Aunque anteriormente llegó a pleno de la mano del BNG, todavía no se observan soluciones. Mientras, en la madrugada del martes, testigos presenciales constataron la presencia de hasta doce ratas correteando por la calle Pizarro.

La asociación de vecinos del Casco Vello presentó un escrito en el Concello en el que exige que se cumpla la ordenanza de tráfico para la zona histórica, que recoge la regulación de la entrada y salida de vehículos a través de un sistema de vigilancia.

Con la eliminación el pasado febrero del sistema de bolardos, se incrementó el paso de vehículos en la zona, aumentando considerablemente el riesgo de accidente y atropellos a peatones (ya que no existen aceras por las que transitar). Los residentes de la zona señalan que “los conductores infringen la normativa ante la pasividad de las autoridades locales”.