PAPELES DEL ROCK

Desde 2006 Nueva York ya no es lo que era...

20171014233329106_result
photo_camera El mítico local del fenómeno más corrosivo del punk de Nueva York.

Fue el epicentro de la gran conmoción que sacudió el por aquel entonces adormecido y autocomplaciente mundo del rock americano de mediados de los años 70 y le estampó brutalmente en la cara el grito revolucionario de una nueva generación que renegó de los Beatles, los Stones y Elvis para proclamar a los Ramones, Patti Smith y los Sex Pistols líderes de un nuevo tiempo en el rock.

En su escenario se curtieron y se hicieron grandes muchas de las bandas que llegarían lejos en los 70 y 80, y su nombre pasó a ser todo un emblema para la ciudad de Nueva York por encima de lo que significó en la música, el arte y la cultura de vanguardia. 

Un 15 de octubre de 2006, tal dia como hoy, cerró para siempre sus puertas el CBGB, el mítico club del 315 de Bowery Street entre la 1ª & 2ª Calle en el Lower East Side de Manhattan. La última noche en la que las vibraciones más corrosivas del rock s de la calle impregnó las paredes de ese local, tocaron allí Blondie y Patti Smith, dos de las artistas que más identificadas se sentían con su espíritu y filosofía, que vino a ser el equivalente en los 70 en América de lo que fue el Marquee londinense en los años 60. Poco antes de este pasado verano, un buen amigo aprovechó las vacaciones de semana santa para hacer un viaje con su mujer y sus hijos a Nueva York. Le recomendé varios sitios, desde el Harley Davidson Café en el 1370 de la Avenue of The Americas a todas las librerías y tiendas de discos del Greenwich Village, pasando por la pizzería Rizzo's o el Bowery Ballroom, uno de los mejores disco-bares de rock de la localidad, pero cuando regresó y le pregunté que tal le había ido, me dijo con una medio sonrisa de decepción: “Si, muy bien, pero... ya no existe el CBGB. Nueva York ya no es lo que era”. 

Un club histórico

El CBGB OMFUG, el “country, bluegrass, blues and other music for uplifting gormandizers", conocido al cabo de los años simplemente como el CBGB, ha quedado para la historia del rock al lado del Max's Kansas City como uno de los lugares en los que se dió a conocer y tomó forma el fenómeno punk en EEUU, que en opinión de algunos estudiosos e historiadores del rock -opinión que personalmente no comparto- fue incluso anterior al punk inglés de 1976-77. En ese club prototípico del más puro underground rockero neoyorquino, abierto en diciembre de 1973, se dio la oportunidad de darse a conocer a toda la escena local que se había visto rechazada por la industria del disco, que no encontraban otro club en la ciudad donde poder presentarse y que además venían con una propuesta musical y estética que rompía moldes; desde los últimos coletazos del glam-rock que entroncaría con el punk rock, al rock más transgresor y a artistas que estaban situándose creativamente al margen del rock más institucionalizado, el rock que sonaba en las FM's más standard. 

El alma máter y fundador de ese local, Hilly Cristal, era un excombatiente de Vietnam del que se dice que llegó a servir en los marines, que ya había regentado en los 60 un club de jazz llamado The Village Vanguard. Una noche cuya fecha exacta parece ser que no recuerdan ni sus protagonistas, Tom Verlaine de Television le propuso a Cristal hacer del CBGB el foco de lo que sería la nueva revolución del rock, que en ese momento ni siquiera se llamaba punk. Cristal se mostró receptivo a la idea, y a lo largo de 1974 se dio cuenta de que en efecto existía toda una escena musical nueva que podría encontrar esa caja de resonancia hacia el éxito. Y a partir de ahí, unos casi adolescentes Ramones, una tierna pero revolucionaria Patti Smith, Richard Hell, Blondie o Talking Heads convirtieron el CBGB en el cuartel de la nueva revolución rock.
Con los años, el CBGB no solamente fue el comité central del punk neoyorquino. El prestigio adquirido y la leyenda que se fue generando llevó a Hilly Cristal a abrirlo a más estilos musicales, y por su escenario pasaron muchas de las bandas que entroncaban más con sus orígenes, tales como las Runaways, Johnny Thunders, Elvis Costello o Dr.Feelgood a Sonic Youth, Rancid, Green Day, Slipknot o Guns N' Roses. Tocar en el CBGB pasó a ser una medalla que cualquier músico que lo hubiera logrado podía lucir orgullosamente. 

Un caso particularmente singular. En la primavera de 1987, Mick Jagger estaba en Nueva York grabando su segundo disco en solitario, "Primitive Cool". Después de un largo día en el estudio, el cantante de los Stones quiso una noche salir de marcha por Nueva York y dijo que quería ir al CBGB. Según se cuenta, hubo gente que le desaconsejó ir, pero Jagger insistió: "Allí siempre están pasando cosas, y yo quiero ver que está pasando en Nueva York ahora", replicó, y un taxi le dejó en la puerta del local en la noche en la que estaba tocando allí una desconocida banda de músicos negros que hacía un estilo personalísimo, una asombrosa mezcla entre funk y heavy metal inaudita hasta entonces. Mick Jagger se quedó prendado, hasta el punto de que cuando acabaron su show, fue a saludarles a su camerino, se interesó en apoyarles y les dijo que hablaría a la mañana siguiente con el presidente de la CBS para que les editase un disco, ofreciéndose incluso a producirlo. Esa banda, quizá sea obvio decirlo, eran Living Colour, quienes llegarían a ser una de las formaciones más innovadoras de las nuevas tendencias del rock en los 90, que dos años más tarde teloneaban por Estados Unidos a los propios Stones y a Guns N'Roses. "Cuando vi entrar en aquel camerino de mierda al propio Mick Jagger, creí que alguien me había echado ácido en mi coca-cola” me dijo en 2003 Vernon Reid, el guitarrista de Living Colour. 

Un detalle que quizá poca gente conozca: durante años, el CBGB también cumplió una función social. La planta superior, que se usaba como trastero y almacén, se alquiló a partir de 1991 y hasta que llegó su orden de cierre a una organización solidaria que proporcionaba cobijo a homeless y personas sin techo. En los durísimos inviernos de Nueva York, por debajo de los cero grados, hubo noches en las que hasta casi 200 homeless que dormían en la calle pudieron salvarse de una posible muerte por congelación durmiendo en el CBGB y recibiendo un desayuno con café con leche caliente y una barrita de pan en un barrio de Manhattan conocido por su pobreza, exclusión, conflictividad social y sus altos índices de delincuencia y violencia.  

Limpieza y cierre

Tras los sucesos del 11-S y la llamada “operación limpieza” iniciada por Rudolph Giuliani, el CBGB se encontró en una situación complicada. Subidas de impuestos, conflictos administrativos y una deuda de casi 80.000 dólares empezaron a hacer muy difícil su supervivencia. A pesar de los llamamientos de Hilly Cristal para salvarlo, no fue posible solventar la situación y el local cerró el 15 de octubre de 2006, a pesar incluso de las recogidas de firmas para evitar el cierre y de cuestaciones similares a lo que hoy conocemos como crowdfunding para intentar que siguiera siendo un símbolo. Nueva York, una ciudad a la que tengo asociados maravillosos recuerdos, que conozco y que amo, evidentemente, para mi ya no es la misma sin el CBGB. Cuando vuelva, seguramente evitaré pasear por Bowery Street...
 

Te puede interesar