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Agentes sociales evalúan el potencial del inmigrante

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photo_camera Un momento de la mesa de trabajo celebrada en Celanova.

La villa albergó una mesa de trabajo para hablar de su incidencia en el rural. Los presentes coincidieron en que no se está aprovechando la llegada de población extranjera 

La falta de información, el hecho de no poder homologar sus estudios o la dificultad de acceder a una vivienda digna y asequible son algunos de los problemas a los que se tienen que enfrentar los emigrantes retornados en Terra de Celanova (en lo que va de año, y solo desde Venezuela, se han instalado 50 familias). Su situación, así como la de los refugiados en general, fue analizada ayer en la Sala dos Arcos de la villa de San Rosendo dentro de la mesa de trabajo sobre la situación de la población inmigrante en zonas rurales convocada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Personal de la administración, así como técnicos y representantes de asociaciones de inmigrantes, grupos de desarrollo rural o de acción social tomaron parte en la jornada donde se puso de manifiesto la necesidad de generar las condiciones para que la vida en el rural sea posible; así como de cierta sensación generalizada de que no se está aprovechando la "oportunidad" que supone la llegada personas de otros países a la provincia más envejecida de la Unión Europea.

En el análisis para revertir esa situación, el asistente de operaciones de OIM, Mamadou Agne, propuso que la administración local, por ser la más cercana al ciudadano, "elabore una base de datos con los perfiles de los que vienen, porque pueden ser un plus". El alcalde de Celanova, José Luis Ferro Iglesias, tomó nota de ello, así como de la necesidad de llevar a cabo una reorganización del servicio de transporte comarcal, con una comunicación radial y unos horarios que beneficien a los residentes en las aldeas.


Enfoque integral


Desde el tejido asociativo también incidieron en la necesidad de constituir una mesa local, un ágora donde se aporte un enfoque integral y colaborativo y desde el cual se reivindique que el rural no es algo negativo, sino que puede ser sinónimo de desarrollo sostenible y generador de oportunidades. Como nota positiva de algo que ya se está haciendo en la comarca, Agne anotó el espacio coworking celanovés. Tres ediciones de un programa donde se apoya y se asesora proyectos emprendedores, un alto porcentaje de ellos liderados por emigrantes retornados.

En base a las aportaciones realizadas en Celanova, así como en las otras tres mesas celebradas en Aragón, Castilla y León y Extremadura, en septiembre la OIM presentará los resultados sobre el análisis del rural y sus conclusiones. "Cada comarca ha dejado ver las peculiaridades de su territorio, con aportaciones interesantes y donde coinciden en la necesidad de favorecer una mejor cooperación", resumía Agne.

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