Agorafobia y ansiedad, razones que impiden unas merecidas vacaciones

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Con el fin del verano llegan, para muchos, el final de las vacaciones. En esta fecha es habitual que en radio y televisión aparezcan reportajes sobre el síndrome post vacacional, que resume en un fenómeno los problemas que sufre mucha gente en la vuelta a la rutina.

Sin embargo, poca gente cae en los problemas que sufre la gente que padece agorafobia. Ya sea en el verano o cuando se cojan las vacaciones, viajar a pasar unos días de asueto, con amigos o la familia, no siempre es motivo de disfrute para todos.

Las vacaciones para una persona agorafóbica

Se define como agorafobia el miedo por encontrarse en lugares públicos y estar fuera de casa basados en la experimentación de niveles elevados de ansiedad y la aparición de ataques de pánico.

En otras situaciones, también se considera como agorafobia el miedo a estar en lugares públicos o en situaciones de las que es difícil o embarazoso escapar o donde pueda resultar complicado disponer de ayuda en caso de tener un ataque de pánico o síntomas similares como: mareo, caída, pérdida de control de esfínteres o molestias cardíacas.

El término agorafobia procede del latín, fobia se traduce por miedo y agora es el concepto que recibía la plaza pública en la Grecia Clásica.

Ante este fenómeno, parece obvio que las vacaciones no son sinónimo y relajación. Por norma general, las personas agorafóbicas se sienten faltas de confianza en lugares en los que no sean su vivienda habitual o lugares que conocen en profundidad.

Las personas agorafóbicas por miedo y ansiedad a: salir solo de casa, viajar en transporte público, estar en lugares en los que no se identifiquen en lugares muy abiertos, estar en eventos con mucha gente y ruido y estar en lugares cerrados, como cines o teatros.

Según las opiniones de los expertos, y también de personas que sufren esta dolencia, la ansiedad en sí no es mala, sino que es un mecanismo de alerta ante situaciones de peligro. La ansiedad hay que diferenciarla de la agorafobia pues la primera es un mecanismo de defensa que se activa ante situaciones de riesgo mientras que la segunda es un miedo preventivo y que impide desarrollar a las personas que lo sufren experiencias que pueden ser muy gratificantes.

La agorafobia impide o dificulta disfrutar del turismo pues en ella se instalan de manera involuntaria pensamientos negativos. Las posibilidades de padecer agorafobia son más altas de las que mucha gente cree, pues la USA National Comorbility Replication indica que el 3,5% de la población sufre en algún momento de su vida algún episodio de agorafobia.

En la mayoría de ocasiones, la agorafobia es un miedo pasajero que no se instala de manera definitiva en todas las personas. En cualquier caso, el mejor modo de ampliar información sobre este tipo es acudir a clínicas psicológicas, que son los mejores profesionales en estas dolencias.

Visibilizar estos miedos psicológicos

Con la agorafobia ocurre como sucede con otros tantos miedos y enfermedades mentales. Estas dolencias siguen siendo tratadas como tabú por buena parte de la sociedad, de ahí que sea tan necesario el trabajo de profesionales formados en la materia, como los psicólogos.

Experiencias como las que publica Jacqui Kenny son igualmente muy válidas y bienvenidas para quienes padecen esta enfermedad. Kenny es una fotógrafa neozelandesa de 43 años, afincada en Lonfres, que padece agorafobia desde el año 2009.

En su caso particular, la agorafobia es un factor muy limitante, pues su profesión le obliga a estar constantemente viajando. Ella, para solventar este problema, ha encontrado como solución viajar mediante Google Street View y publicar sus imágenes mediante las redes sociales, con decenas de miles de seguidores. En su caso, la agorafobia es una historia contada a través de Instagram.

Las claves para superar la ansiedad

Ante estas situaciones de miedos, ansiedad y pérdida de control, no cabe duda de que el mejor consejo es ponerse en manos de profesionales, que son los expertos en poner solución a estas situaciones.

No obstante, existen algunos consejos que siempre son bienvenidos. El primero de ellos es tratar de aprender técnicas de manejo de la ansiedad, y las más accesibles son el control de la respiración, la relajación, la distensión muscular, etc.

Un segundo aspecto que resulta positivo es anticiparse a las situaciones. En muchas ocasiones, las crisis de ansiedad aparecen por el hecho de imaginar situaciones futuras que no ocurren salvo excepcionalmente. El riesgo de accidentes en el avión o en los aeropuertos es mínimo, en las plazas abarrotadas de gente casi nunca pasa nada y en todas esas situaciones hay que detectar cuáles son esos pensamientos irracionales y descartarlos, reformulando ideas más realistas.

Por último, así como recomendación general, siempre es bienvenido un refuerzo de la autoestima y la autoconfianza, pues la ansiedad se ve retroalimentada por carencias de confianza en uno mismo.

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