Opinión

Ahora, bronca con la luz

Como si el país no estuviera lo suficientemente acalambrado con la nueva explosión de contagios, con la situación económica cada vez peor y estas nevadas que semejan la cólera de la naturaleza contra el maltrato medioambiental, los partidos han decidido utilizar la subida de la luz como un nuevo motivo para tirarse los trastos a la cabeza.

Empezó Pablo Iglesias que, después de meses y meses, y siendo responsable de Asuntos Sociales, ha descubierto que en la Cañada Real, donde viven más de setecientos niños, están sin luz. Con lo que eso significa en medio de la peor nevada del siglo. Y sobre la fuerte subida de las tarifas eléctricas, su colega de formación Alberto Garzón, ministro de Consumo, con unas competencias que siguen siendo desconocidas para la mayoría de los españoles un año después de tomar posesión de su cargo, ha contado en Twitter, que ha pedido a la CNMC que investigue si ha habido irregularidades en el mercado. También dice, sin precisar más, que "estamos buscando soluciones definitivas para una tarifa regulada que proteja especialmente a las familias más vulnerables". A lo mejor, incluso a sus votantes, les interesaría saber para cuando calcula que se produzca tan buena noticia.

Y, de momento, ¿que está ocurriendo?: que la Cañada Real sigue sin luz y que los precios van a subir en la factura un 102%, pasando de 47 euros el megavatio hora, que costaba el pasado domingo, a los 95 euros del viernes.

El PP no ha podido dejar escapar la oportunidad de ajustar cuentas y ha recordado al Gobierno sus críticas en 2017 cuando, precisamente Garzón, denunciaba la subida de la tarifa del Ejecutivo de Rajoy, alegando que muchas familias no podrían asumir los costes, lo que repercutiría en su salud.

La nueva bronca política tiene dos frentes: mientras el PP o Vox critican "el doble rasero" del presidente, del vicepresidente, y del ministro de Consumo, los "socios parlamentarios" EH-Bildu y Compromis han exigido medidas urgentes como aplicar un IVA reducido o bajar los impuestos especiales que se cargan en la factura. Eso si, tampoco dicen como hay que hacerlo.

De momento y, mientras en algunas familias se empieza a tener miedo de encender el radiador eléctrico, sobre todo cuando cuando llega la noche, las redes sociales se han convertido en un nuevo escaparate de las justificaciones de unos y los reproches de otros. Propuestas y soluciones inmediatas, no las busquen, pero descalificaciones, incluso con efecto retroactivo, hay más que copos de nieve. Otra vez vuelve a ponerse en evidencia la banalidad de la clase política que tenemos y su falta de utilidad cuando las circunstancias empiezan a ser dramáticas.

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