El próximo lunes, 17 trabajadores de la residencia de mayores Quercus, en Leiro, renunciarán a volver con sus familias, una vez concluido su turno laboral, y se confinarán en una casa rural de San Clodio cedida por los propietarios al personal de este centro para que puedan descansar y pernoctar. Parte de la plantilla volverá a sus casas porque tienen niños pequeños o mayores que cuidar, los que quedan se repartirán en dos turnos con largas horas de trabajo por delante.
"No pensamos que sea algo admirable, es que los residentes son como de nuestra familia y los queremos", explica Fina Espiñeira, auxiliar de geriatría. El objetivo está en aislarse todo lo posible para evitar el contagio. "Aunque tomamos todas las precauciones, mi pareja va al supermercado y puede traer el coronavirus", añade. Fina tiene dos hijas estudiando en Ourense y pensaba aprovechar los días de encierro en casa para estar más con ellas, pero "lo hago por los mayores. Lo consulté con mi familia y están de acuerdo, aunque a una de mis hijas le costó un poco aceptarlo".
Andrea Fernández, que se encarga de ocupar el tiempo de ocio de los residentes, también se suma a este confinamiento entre compañeros, "así los protegeremos mejor porque no entraremos en contacto con nadie. Es duro para todos pero ellos necesitan compañía y las actividades que organizo evitan que se depriman", señala. Asume que "va a ser difícil para todos pero pienso que al final, si todo sale bien y evitamos el contagio, va a ser gratificante, el esfuerzo merecerá la pena y estamos dispuestos a estar el tiempo que haga falta, porque no sabemos cuándo acabará".