VALDEORRAS

Alarma en Valdeorras debido a la presencia de lobos próximos a las casas

Lobo
photo_camera Restos del lobo localizado en los montes que unen Vilamartín con la provincia de Lugo.

Los cazadores aseguran que los siguen hasta Viloira y A Raña, en pleno corazón de la villa

Cazadores y ganaderos del oriente provincial muestran su preocupación ante los avistamientos de lobos en las proximidades de pueblos y aldeas. Aseguran haberlos visto cerca de O Barco, más concretamente a tres ejemplares en el mirador de la carretera de Santigoso, a menos de 500 metros de la villa. También los siguieron a escasa distancia de casas en Vilamartín o en Rubiá. Aquí, fueron seguidos en Oulego y O Castelo, al igual que en Vilanova de San Pedro-Lamalonga (A Veiga) o en A Encomenda (A Pobra de Trives), donde se pasean entre sus 13 barrios.

Los cazadores afirman que el lobo está detrás del descenso en el número de ejemplares de jabalí muertos en sus batidas. Aseguran que, en el caso barquense, siguen a los puercos bravos hasta Viloira y A Raña, puntos elegidos por estos últimos para esconderse e incluso cruzar el río Sil y aparecer en el Paseo do Malecón. "Pagamos os dereitos para cazar e non collemos nada", se quejaron fuentes del colectivo de cazadores.

A los ganaderos les preocupa el lobo, pero también el jabalí, y descartan que haya descendido la población de cerdos salvajes. En este colectivo comentan que el lobo difícilmente atacará a un ejemplar adulto y que solo acosa a sus crías.

Otros argumentos esgrimidos a la hora de explicar la proximidad de los lobos a núcleos habitados son el descenso de la cabaña ganadera o que las reses en extensiva sean conducidas a los establos durante el invierno. La falta de comida llevaría al lobo a dejar la montaña para buscarlo en los valles. La normativa que impide abandonar en el monte los animales muertos en explotaciones ganaderas también reduce el alimento de la fauna salvaje que lo busca en otros lugares.

"Antonte, unha veciña viu cinco lobos xuntos. Camiñan entre barrio e barrio, non teñen medo a nada", comentó Fina Pérez, propietaria de 100 ovejas en A Encomenda (A Pobra de Trives). "Hainos por tódolos lados. Aquí, veñen polo pobo", aseguró Jorge Prada. Este ganadero de Vilanova de San Pedro-Lamalonga (A Veiga) conoce bien los ataques de los lobos. "Teño 75 vacas parideiras e só vendín un xato", afirmó. El resto de animales fueron devorados, al igual que una veintena de vacas, en 2017 y calcula unas pérdidas de 20.000 euros. "É a ruina!", exclamó.


Temor a un posible uso de venenos


El hallazgo de un lobo muerto en los montes que unen Vilamartín con la provincia de Lugo, sin que le fuese apreciado ningún rastro de proyectil, sumado a la localización en esta misma zona de los restos de un perro, invitan a plantear la posibilidad de que alguien use cebos envenenados.

Los hechos son investigados en este momento por los agentes del Seprona, de la Guardia Civil mientras cazadores y ganaderos descartan que los animales fuesen envenenados. Esgrimen los requisitos necesarios para conseguircualquier tipo de producto tóxico. "É imposible conseguir veneno", comentan fuentes de estos colectivos.

El presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, Serafín González Prieto, discrepó con la imposibilidad de hacerse con venenos. "Hoxe hai moitos plaguicidas moi tóxicos", afirmó. En referencia al abandono de su hábitat natural por los lobos, comentó que "sempre baixaron aos vales. As condicións na serra son máis duras. O ano pasado, despois das vagas de lumes, os lobos quedaron sin comida".

González Prieto considera que el número de lobos permanece estable en los últimos años y que ayuda a mantener el equilibrio de la población de jabalís. En todo caso, dejó caer la posibilidad de que se esté confundiendo esta especie con perros asilvestrados.

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