¿Cómo está funcionando?
Hay muy buena colaboración, desde el personal de residencias al de Enfermería. Si de algo nos sirvió esto es para saber que necesitamos estar juntos y unidos contra el covid. Los mayores son los pacientes con más riesgo en caso de contagiarse.
En la primera ola hubo carencias. ¿Había que mejorar?
Se detectaron aspectos de mejora, pero ahora la vigilancia epidemiológica la hacemos por todo lo que nos puede venir. Después de lo que nos ha tocado, debemos tener a los residentes lo más controlados posible, lo más monitorizados, para detectar lo antes posible cualquier alerta y actuar rápidamente.
¿Si el personal detecta algo raro en esos datos, qué hace?
Se toma la muestra de temperatura y saturación de oxígeno a todos, tengan o no síntomas. En el momento en que hay una constante alterada, lo primero que deben hacer es aislar al paciente. Llamar inmediatamente al centro de salud y allí el médico o enfermera y ellos decidirán qué hacer, en función de antecedentes y sintomatología. En base a eso, se pide PCR, y mientras, la actuación dentro de la residencia es como si ya fuera positivo. En cuanto el residente sale positivo, se saca de allí.
¿Es un proceso rápido?
Desde que empezó el covid, ya estaban midiendo día a día la temperatura. Meter los datos de 10 pacientes puede ser 5 minutos más. Cada cuidador mete su pin y le sale el listado de todos los usuarios, como si fuese la banca electrónica.
¿Cómo se controlaban antes las residencias sin sanitarios?
El proceso es el mismo que si estuvieran en su casa. Si se ponen enfermos llaman a su médico de cabecera y es él el que determina. Si no pudieran ir allí el médico se desplazaría al centro. Pero ahora estamos en otra situación, esto es una vigilancia epidemiológica. Lo que hacemos es prevenir y actuar lo antes posible para que no se complique la situación.
