entrevista

"Amancio Ortega facilita aquello a lo que la sanidad pública española no llega"

La oncóloga pediátrica Ana Fernández-Teijeiro.
photo_camera La oncóloga pediátrica Ana Fernández-Teijeiro.

Ana Fernández-Teijeiro forma parte de la Asociación de Médicos Gallegos además de presidir la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica

Ana Fernández-Teijeiro (A Pobra de Trives, 1961) es médica porque su padre era médico, y es pediatra porque su padre también lo era. "Me influyó, claro", afirma. Aunque nació en Trives, dejó de vivir en la provincia con 5 años para marcharse a Santander, donde estudió Medicina. Después vivió en Cataluña, luego en el País Vasco y desde hace años, en Andalucía. "Pero mi alma es gallega", asegura, emocionada, al otro lado del teléfono. Forma parte de la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega), que este lunes festeja en la Casa de Galicia de Madrid su vigésimo quinto aniversario. Fernández-Teijeiro será la moderadora de la conferencia sobre el futuro oncología de la cita, como especialista y presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica.

¿Tenía claro que iba a dedicarse a la oncología pediátrica? 

Fue en la residencia de pediatría en el Hospital Vall d'Hebron, en Barcelona. El segundo año roté por oncología pediátrica, y al año siguiente, le dije a mi tutor que quería dedicarme a esa especialidad. Me pareció apasionante y que podría convivir con ello, en el sentido de que hay que dar malas noticias y a veces es duro. Me pareció que podía ser un reto pero también una gran satisfacción porque había muchas posibilidades de curación. 

Actualmente, ¿cuál es el porcentaje de supervivencia de cáncer infantil en España?

Actualmente, la supervivencia está en el 80%, más que cuando empecé. De cada 10 niños que se diagnostican con cáncer, ocho van a ser largos supervivientes. En los años 90 hubo grandes avances en España, aunque en la última década nos hemos estacancado un poco. Tenemos que implementar alguna forma de trabajar para mejorar esto y que todos los niños tengan las mejores oportunidades de curarse, vivan donde vivan.

¿Por qué medidas pasan esas mejoras?

La oncología pediátrica en España es muy buena, la cuestión es que no es una especialidad única, sino que depende de equipos multidisciplinares en los que el grado de experiencia de los profesionales es fundamental. Tiene que haber unidades de referencia específicas para los casos más complejos, se necesitan a cirujanos con mucha experiencia, a radiólogos con mucha experiencia...

Estos días las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad pública han levantado bastante polémica.

Solo podemos agradecer al señor Amancio Ortega su generosidad y su compromiso con la sociedad española en facilitar aquello a lo que la sanidad pública y la economía no llegan. Gracias a esa generosidad y ese devolver a la sociedad una pequeña parte de lo que ha recibido, hay más de 300 equipos que se han renovado en los hospitales españoles, no solo para el diagnóstico sino para el tratamiento. Fundamentalmente los aceleradores, unas máquinas complejísimas de radioterapia que actualmente son el estándar de tratamiento de los niños y de los adultos en España. El cáncer es una enfermedad muy común y él ha decidido ayudar en algo que beneficia a muchos pacientes adultos, adolescentes y niños.

¿Hacia dónde va la innovación?

A facilitar el trabajo en red entre las unidades, de tal manera que se puedan comentar los pacientes dentro de comités de tumores telemáticos. Queremos conseguir la revisión centralizada de la anatomía patológica, es decir, tener la segunda opinión de una persona experta en ese tipo de tumor. Es importante poder realizar estudios moleculares específicos que ofrezcan más información sobre el tumor. También está la medicina de precisión, especialmente en pacientes con recaídas, que permite ofrecerles alternativas terapéuticas dirigidas a una característica molecular específica. Además, hay que innovar en los ámbitos de prevención y seguimiento de los efectos secundarios a largo plazo. El 75% de los niños y adolescentes con cáncer va a tener secuelas y se necesita estar encima para conseguir que sean adultos plenamente integrados en la sociedad.

Se ha formado en hospitales punteros en oncología infantil en Estados Unidos. ¿Qué diferencias ve con España?

Estuve en Boston en 2002 y en 2010 en Los Ángeles y en Nueva York, para aprender nuevas técnicas de tratamientos. La supervivencia en España está solo un poquito por debajo que en el resto de países avanzados occidentales, es algo que podemos compensar. Hacemos prácticamente lo mismo: la única diferencia es que allí hay muchos medios económicos y mucho personal auxiliar que te ayuda. Sus  médicos tienen una labor que se limita mucho a hacer asistencia e investigación. Aquí, sin embargo, la asistencia lo copa todo, por las limitaciones del sistema, y lo que sea extra tenemos que hacerlo fuera de las horas de trabajo.

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