CINE

Ángela Molina publica sus memorias:"Uno nunca debe olvidar quién fue de niño"

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photo_camera - La actriz Ángela Molina, Premio Nacional de Cinematografía 2016 e icono del cine español.

Ángela Molina recopila recuerdos de su infancia, adolescencia y madurez a través de una amiga, la traductora e intérprete Elena Martínez, en un libro, "Detrás de la mirada"

No es una biografía ni un libro de memorias al uso. Ángela Molina recopila recuerdos de su infancia, adolescencia y madurez a través de una amiga, la traductora e intérprete Elena Martínez, en un libro, "Detrás de la mirada", que juntas han presentado hoy en Madrid.


"Uno nunca debe olvidar quién fue de niño", ha asegurado la actriz, Premio Nacional de Cinematografía 2016, por una trayectoria en la que destacan sus películas con Buñuel ("Ese oscuro objeto de deseo"), Jaime Chávarri ("Bearn o la casa de muñecas"), José Luis Borau ("La sabina") o Pedro Almodóvar ("Carne trémula").

"El disfrute siempre parte de la sensación del niño que observa la vida, que es puro y desarrolla su personalidad sin juicios, disfrutando y sufriendo, pero sin esa distancia que luego te da la edad", ha añadido.

Molina y Martínez, ambas nacidas en 1955, se hicieron amigas cuando tenían tres o cuatro años y compartían vecindario, un edificio de viviendas del barrio madrileño de Argüelles, que en el libro describe como "un barrio joven donde se asentaba una próspera clase media".

"Quizá sea una cuestión de edad, pero de pronto sentí la necesidad de expresar negro sobre blanco mi profunda admiración hacia ella y su familia", ha explicado Martínez durante la rueda de prensa.

La autora asegura que su infancia compartida y su amistad en aquellos años estuvo marcada por "el juego, la alegría, lo intenso, la fantasía sin límites y, sobre todo, la posibilidad de escapar de lo aburrido" en una España gris.

Aunque su primera aparición en el cine fue a los seis años en una película protagonizada por su padre, Antonio Molina (1928-1992), sus primeros pinitos como actriz los dio a los 16, en el teatro, con un montaje de "Casa de muñecas" de Ibsen, junto a Enriqueta Carballeira, Eusebio Poncela y Miguel Narros.

"No sabían nada de mí. No era Ángela Molina, era sólo una tía enrrollada, guapa, que me gustaba el teatro, que quería ser actriz y tenía un karma especial para el oficio", explica la actriz en el libro, editado por Esfera Libros.

Aunque el peso de la narración recae sobre Martínez, ésta va dando paso de vez en cuando la voz directa de Ángela Molina e incorpora también testimonios de terceros y una recopilación de fotografías, suyas, de su familia y de sus hitos profesionales.

Su primera película de verdad llegó en 1972, había terminado su carrera de danza y daba clases particulares de baile en casa. El filme era "No matarás", de César Fernández Ardavín, la historia de una chica de provincias que muere tras un aborto clandestino.

"La primera escena de mi vida la sentí como sobrenatural", describe la actriz. Era una simple escena en la que bebía agua de una fuente, pero para ella fue definitiva y reveladora. "Como si hubiera sido un pez y me hubieran soltado en el agua. Esto es lo que quiero hacer toda mi vida, mostrar la vida", pensó.

El libro también recoge testimonio de sus relaciones con el fotógrafo y realizador francés Hervé Tirmache, con quien tuvo tres hijos, Olivia, Mateo y Samuel; y con Leo Blaksstad, su actual pareja y padre de otros dos hijos, Antonio y María Isabel.

A sus 61 años, Molina asegura que no le produce tristeza la pérdida de la juventud. "Porque la he vivido y está en mi memoria, a la vez que me produce una gran curiosidad la vejez como espacio nuevo que se abre frente a mí", señala.

Sobre el estado actual del cine, Molina ha opinado durante la rueda de prensa que es "una industria floreciente, aunque hay más talento que posibilidades de expresarlo", y ha defendido que el cine esté en los museos, porque es memoria colectiva. 

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