Pasó lo que pasó

Aparco donde me peta

photo_camera José Luis Ábalos, segundo de Sánchez, y Alfonso Rueda, lugarteniente de Feijoo. subiendo al Alvia.
La política esta se parece bastante a la movilidad impostada de esta semana. Aparca siempre en doble fila, peatonaliza para los demás y pone los cuatro intermitentes para disimular.

Tengo gambas, tengo croquetas


Un periódico de los de Madrid, que se decía antes, salía en su edición digital con munición gruesa para explicar lo de Sánchez, ya me entienden. Los turiferarios ponían todo de su parte para salvar el honor del antiguo piloto del Peugeot 406, actual conductor en funciones del utilitario en el que se ha quedado España. Explicaba (y justificaba) las razones que llevaban al antiguo jugador de baloncesto a llamar a las urnas y, a modo de subtítulo, invitaba al lector: "Read this news in english". Al pinchar allí te explicaban lo mismo, pero en inglés, claro.

El poco inglés que ha quedado prendido en las solapas de los que hicimos el BUP por francés lo entendimos. No sabremos lo suficiente del idioma como para ser gerente del Inorde, pero sí para defendernos en un aeropuerto. El digital hacía un esfuerzo internacionalizador del fiasco institucional español pero eso no alteró el resultado. Yo tenía un amigo muy futbolero que cuando perdía su equipo encendía otra tele a ver si en ésta había el mismo desenlace. Pero no pasaba. Ni en inglés ni en español tuvo arreglo el momento Pimpinela en el que se ha quedado reducido la relación Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Desde abril a esta parte a los únicos que les ha ido bastante bien es a los 350 diputados y a los 265 senadores. Uno de Ourense hacía salibar de envidia a un periodista cuando le contaba que había descubierto en Madrid un sitio en el que servían una fantástica carne a la piedra, el precio era lo de menos. En el año 2003 la ONCE publicitó su sorteo extraordinario de agosto con una especie de canción de verano: tengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón, decía canturreando un supuesto camarero mientras el cliente tocaba los teclados.

Al final del spot se preguntaban si lo intentaban en inglés, "pensando en el mercado internacional". Pero la cancioncilla era la misma horterada. Le pasó como a la noticia de las elecciones de Sánchez, se le entendió todo. Y todos se quedaron tomando una de croquetas, lo de carne a la piedra quedó para los padres de la patria, que todavía hay clases.


Con los cuatro intermitentes


El Concello se enganchó a la Semana de la Movilidad pero pifió. Se intenta peatonalizar a una generación que, como Loquillo, para ser feliz quiere un camión. Que al único autobús al que se sube es al de Miguel Ríos para escuchar como suena su blues. Que coincidió con Los Inhumanos en que un buen sitio para la coyunda era el Simca Mil aunque era difícil hacer una faena salerosa.

Que, siguiendo los mandados de Sabina, pisó el acelerador con entusiasmo, esperando que lo siguiente era el orgasmo. Quiere peatonalizar Jácome a una generación que tiene el coche como etiqueta social. La cosa no salió bien porque el que ahora manden otros nunca fue clave del éxito. No salió bien porque al alcalde y a los suyos le pasó como a Curro Romero, una mala tarde la tiene cualquiera. Improvisaron y el invento salió mal. Pero, sobre todo, porque la primera peatonalización que hay que hacer es la mental. Y en Ourense estamos lejos, muy lejos. Es la ciudad donde más se aparca donde nos peta. Eso sí, con los cuatro intermitentes puestos. 


Cuando no eres lo que antes eras


Cuando Jácome era solamente Jácome, no el alcalde de Ourense, sí que era un valladar de la peatonalización. Pero le pasó como a Pedro Sánchez, que dijo una cosa cuando estaba en la oposición sobre el delito de rebelión en el caso catalán y la contraria cuando llegó a La Moncloa. Carmen Calvo, al quite, dijo que las primeras habían sido las palabras de Pedro y las segundas, del presidente del Gobierno.

Cuando nuestro alcalde era solo Jácome se enfundó su traje de Miño Man y censuró que un agente de la Policía Local de paisano aparcase donde le petase. Aquello a punto estuvo de acabar en tangana, pero se resolvió con acusaciones mutuas que se acaban de dirimir en el juzgado, con una sentencia absolutoria para ambos. Podría pensar que cualquiera de nosotros, en circunstancias parecidas, nos iríamos también de rositas del juzgado con nuestra sentencia absolutoria bajo el brazo, pero seguro que no me creerían. Nosotros solo somos lo que somos, sin cargo.


El águila, muy buen trabajo


Enrique Tierno Galván dijo que los programas electorales estaban para no ser cumplidos y se le rió la gracieta. Pero creó escuela el viejo profesor. No por su academicismo ni por sus hechuras  intelectuales, sino por la literalidad de su expresión. En la ciudad, cuando solo te llamas Gonzalo, lo arreglas todo en quince días, pero eso le pasa a todos y en todos los cargos.

Entras diciendo que hay que adelgazar la administración y no se ve pinta de tal cosa. Que arreglas contenedores y abres plazas de abastos, pero la cosa va con calma. Aquí el único fichaje que cumple es el águila contratada para espantar a los estorninos de Os Remedios. Estos ya expanden su cisca por todo el término municipal.


Al poner la lupa

Los segundos y la velocidad de segunda

Ábalos, segundo de Sánchez, y Rueda, lugarteniente de Feijoo, hacen viajes juntos. Ambos se han subido al Alvia estos días, que hizo un remedo de AVE para ver cómo van las obras allá por el límite con Zamora. El tren tomó velocidad, llegó a 160 por hora, la mitad de lo que podría alcanzar en un futuro.

El ministro de Fomento y el vicepresidente de la Xunta viajaron con la cortesía que impone el decoro institucional. También con la seguridad de que, como segundos que son de la política, su velocidad nunca será punta. Como este AVE a 159 por hora.



El portafotos

La sombra es solo una cuestión de orientación. Depende de cómo te pongas en relación a la luz. Desde  la salida del sol y hasta su ocaso la sombra describe también su ruta, por ella caminan personas a las que a veces solo se ven a contraluz o con claroscuros.  Emma González está más bajo los focos, se la ve mejor ahora. Por una cuestión de biología profesional y laboral ahora ella es la referencia gestora en Expourense.

La institución carece de secretos porque la conoce en sus entresijos. Estos días se ha celebrado Termatalia, uno de esos eventos que ponen marca a una de nuestras señas de identidad. Una marca que señala ingentes recursos que no sabemos o no queremos explotar. Pero eso no es problema de ella, ni siquiera de Expourense ni de la feria en sí. Emma ha puesto lo mejor de sí misma en la organización de un evento que siempre se realiza con un equipo exiguo, pero muy rodado.

La directora adjunta de Expourense está ejerciendo en funciones un puesto para el que le sobran atributos. Pero la Administración, que es el patrono, da vueltas a eventuales nombres, a ver qué favor pagar con un puestiño. La sombra es un lugar confortable para escapar de la canícula, pero un estorbo cuando esperas la luz en la cara tras un largo invierno.

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