Crónica

“Hay que apostar por lugares en los que puedes aportar algo"

Una bodeguera de Ávila y su pareja recuperan para el enoturismo la rectoral de San Eusebio (Coles)

Maite Maestre es una bodeguera nacida en Ávila, donde en la viña familiar descubrió su pasión por el vino. Trabajaba en la banca, pero hace 10 años decidió dedicarse en cuerpo y alma a al sector vitivinícola. Acaba de dar un vuelco a su vida, dando el paso de instalarse en Ferreiros (Coles). "Es un cambio de vida, una inversión muy grande, no solo económica sino personal". Junto a su pareja, Raúl García, español nacido en Camerún, se asentarán en la casa rectoral de San Eusebio da Peroxa (Coles), donde explotarán la bodega y el viñedo anexos. "Hay momentos en la vida donde debes apostar por lugares donde te encuentres bien y puedas aportar algo". 

El conjunto adquirido lo forman una casa rural con una superficie de 1.044 metros cuadrados, una bodega enterrada en los aledaños de la iglesia y dos hectáreas de viñedos (una hectárea más añadirá una vez completada la ampliación)  con variedades de uva como godello, treixadura y albariño.

La bodega y el viñedo, que en 2015 había alquilado la Diócesis a una empresa que ahora lo ha dejado, tiene como destino la venta, junto a la casa rectoral. Esta oportunidad despertó el interés de la abulense y su pareja. "Firmamos el 3 de junio,  estamos en el proceso intermedio, alquiler con cesión de compra. Ea urgente empezar con el viñedo". 

El proceso lleva un retraso como consecuencia de una pandemia que no desató dudas en Maite. "Había amigos que nos decían que lo pensáramos. Pero el sitio me enganchó, hay algo muy especial. A veces las dificultades tienen que aclararte las ideas. Pero con ilusión y ganas, se puede. Es una buena viña y tenemos una bodega que se puede trabajar bien", confiesa. 

Maite Maestre, entre los viñedos y con la casa rectoral de San Eusebio al fondo. (Foto: Óscar Pinal)Maite Maestre, entre los viñedos y con la casa rectoral de San Eusebio al fondo. (Foto: Óscar Pinal)

Está en marcha una parte del proyecto, ya que queda por amueblar y acondicionar la casa, así como obtener la licencia de hotel rural, que espera abrir "después de la vendimia", con siete habitaciones. 

Desde el primer momento en que conoció la zona, gracias a una asociación de viñadores, le recordó a la sierra de Gredos, donde tiene viñedos "muy especiales" por su suelo granítico y las variedades autóctonas". Había sondeado la Ribeira Sacra y O Ribeiro, donde tiene amigos.  Quería una zona que la emocionase, "porque el vino va de emociones y necesitas sentir esa conexión con el sitio donde vas a trabajar". No lo dudó. Y más tras asesorarse con Jorge Pérez, que recuperó una pequeña bodega en Lentille (Cenlle) en 2016: "Sería una locura haberlo decidido sin su apoyo". 

 Con esta inversión en el rural ourensano, llegala parte más positiva: la dinamización de la zona. "Ya hay dos personas contratadas más todas las empresas trabajando en el acondicionamiento". Además, ha llegado a acuerdos con viticultores del pueblo para adquirir su producción. La idea está clara: "Vamos a vivir aquí y a crear un vino único".



El objetivo: crear un vino de parcela, "único en el mundo"

La experiencia de Maite ha pasado por recuperar viñedo viejo, a través de su empresa Vides Singulares. Ahora espera sacar a mercado 70.000 botellas con un "vino de parcela" que defina "un viñedo diseñado para que solo salga de esa viña, que sea único en el mundo".  

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