Opinión

El asesinato de una periodista derrumba al Primer Ministro de Malta

Hace dos años, un artefacto explosivo colocado en el coche de Daphne Caruana acabó con la vida de la periodista que, desde su blog, investigaba casos de corrupción en Malta y vinculaba a poderosas personas del pequeño país europeo. Este domingo, el primer ministro, Jospeh Muscat, anunciaba en televisión su decisión de dimitir como jefe de Gobierno y líder del Partido Laborista a mediados de enero, una vez que el partido elija a su sucesor, previsiblemente el 12 de ese mes. 

Finaliza así la convulsión política y social que sufre la isla desde que se produjo el asesinato, que vincula a personas muy próximas a Muscat. La policía detuvo a tres sospechosos poco después del asesinato, pero no han cesado ni un día las investigaciones para conocer quién había encargado que se matara a Daphne. Un caso en el que hay implicaciones de la mafia italiana, que al parecer fue la que facilitó a los sicarios -cobraron 150 mil euros- los explosivos para cometer el atentado.

Desde el primer momento la opinión pública señaló a personajes influyentes a los que la periodista investigaba. El principal sospechoso fue siempre Yorgen Fenech, uno de los hombres de negocios más poderosos de Malta, al que Daphne Caruana, la periodista, situaba entre los empresarios y políticos con cuentas en paraísos fiscales como Panamá y Dubai. La semana pasada Fenech fue finalmente inculpado por la policía y detenido cuando trataba de huir, al alba, en un yate de su propiedad. Desde el viernes se encuentra en prisión provisional. 

Se le considera el inductor del asesinato, aunque él ha acusado a otro hombre de poder, Schembri, jefe del gabinete del “ primer ministro. Detenido, fue puesto en libertad condicional tras ser interrogado. Pero ese nombre, Schembri, es el que ha dado la puntilla a Joseph Muscat. Su detención provocó una masiva manifestación a mediodía del domingo en La Valetta, encabezada por los padres de Caruana y una pancarta con la palabra “Justicia”. Se escucharon gritos de asesino y dimisión dirigidos al primer ministro; las investigaciones policiales llegaban hasta la misma puerta de su despacho. Esa tarde Muscat comunicaba su decisión de dimitir en enero.

Malta es país pequeño pero relevante en la UE. Por su historia, su posición estratégica en el Mediterráneo y por una estabilidad política que desenmascaró una periodista sin miedo a denunciar por corrupción a algunos de los hombres más poderosos de su país. No lo hacía a través de un periódico de gran tirada, sino de un blog. Pero con su denuncia acabó con un primer ministro que gobernaba desde 2013 y ha perjudicado gravemente al Partido Laborista. 

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