CINE

“Aves de presa”

La presencia de Margot Robbie es lo único relevante de una cinta que se obceca en un mensaje de empoderamiento femenino que no aporta nada al conjunto final

El estreno de una película protagonizada por personajes salidos del mundo del cómic, ya sea en grupo o en solitario, ha dejado de ser, incluso para los amantes de las grapas, un evento cinematográfico para convertirse en una cita rutinaria. Y el problema no es solo que el público haya visto ya a héroes, antieroes y villanos desplegando todo tipo de habilidades en todo tipo de situaciones relatadas desde todo tipo de aproximaciones. El verdadero problema es que, además, lo han hecho hace muy, muy poco.

De esta rutina, incipiente por aquel entonces, logró desmarcarse Harley Quinn en “Escuadrón suicida” (2016). El personaje de Margot Robbie fue el único hallazgo relevante que dejó aquella fallida reunión de villanos de DC. De él, y de su sonoro fiasco, se libera totalmente Quinn en “Aves de presa”. 

En “Aves de presa” las mujeres marcan el ritmo no solo delante sino detrás de las cámaras: dirige la cineasta de origen chino Cathy Yan y el guión es obra de Christina Hodson, autora del libreto de Bumblebee y que también trabaja en las películas de The Flash y Batgirl. Un guión que, en consonancia con el celebrado estado mental de absoluta y desenfadada anarquía de su protagonista, renuncia a construir cualquier andamiaje argumental que sostenga de forma lineal o más o menos coherente la colección de coloridas y potentes ‘set pieces’ que van hilando la película. El mensaje de empoderamiento femenino está siempre ahí, subrayado desde el interminable subtítulo hasta la última de sus ensaladas de mamporros, gracietas y purpurina que saturan este vertiginoso correcalles de estética circense. Una aventura que, a pesar de suponer una muy sensible mejora respecto a Escuadrón suicida, se atasca en no pocas ocasiones y deja una sensación de tibieza.

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