REPORTAJE

Coronavirus en Ourense | Benposta baja la barrera

José Emilio Arango, Toni Martínez, Miguel Ángel Manzanita, Rubén Antón, en la entrada del fiadeiro (JOSÉ PAZ).
photo_camera José Emilio Arango, Toni Martínez, Miguel Ángel Manzanita, Rubén Antón, en la entrada del fiadeiro (JOSÉ PAZ).
Viven en comunidad, los últimos de Benposta, 18 benposteños que resisten en lo que queda de la Ciudad de los Muchachos. Allí, confinados, en un escenario generoso, rodeados de paisaje y Ourense al fondo.   

La barrera está  bajada, “Todos en casa. Prohibida la entrada a toda persona ajena”, reza en un cartel junto a la entrada. Allí el panadero les deja el pan y se marcha. No entra nadie. Tan sólo alguno de ellos sale cuando toca ir al súper. En Benposta también están confinados, pero de otra manera. 

Al tiempo que el presidente del Gobierno decretó el estado de alarma bajaron la barrera. Quienes allí conviven, en “familia” como dicen, también tienen miedo. Por ello no quieren que entre nadie, dentro, cada uno tiene su casa, y aunque comen y cenan juntos, entre ellos mantienen las distancias. 

Todo en Benposta está como siempre, o sea, simplemente está. Inevitable ver reflejadas las telarañas del tiempo a cada paso, El campanario de la iglesia, en el suelo, el globo de la carpa del circo desmembrado. Un 1956 de ferrería luce junto a la casa del cura, Jesús Silva, el ideólogo del proyecto educativo que puso a esta ciudad en el mapa. En el 'fiadeiro' hay movimiento, la gran mesa de comedor está ya dispuesta, con mantel y platos, más distanciados que de costumbre. 

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Primavera en Benposta


Nos recibe Nima, que no ladra pero gruñe, una perra boxer. La primavera se palpa, y el ambiente rezuma ese aroma intenso de la hierba recién cortada. Alguien ha estado desbrozando. Cada uno aquí tiene su espacio, se juntan para comer, el resto del día cada uno a sus cosas, haciendo algo. Hay tres niños, los del Tacunilla, que están estudiando y el pequeño de Mustafa que anda inquieto correteando. “Somos unos privilegiados, la envidia de Ourense”, dice Rubén Antón, un guatemalteco que siendo un niño de 13 años el Padre Silva trajo después de la estela devastadora del huracán Mitch, en 1998. Vinieron 60, entre colombianos, salvadoreños y guatemaltecos, “llegamos 17, sólo quedamos 9 en Galicia”. En A Coruña se organizó, entonces, un espectáculo del circo de los Muchachos, para recaudar fondos. 

BENPOSTA (SEIXALBO) 26/03/2020.- Historias del coronavirus. La familia Benposta. José Paz

En Benposta la tele está puesta, se oye desde fuera, interviene el doctor Simón. Los test, los contagios, el número de muertos, el miedo. Como en todos los lugares la conversación es una. “¿Tú crees que en China sólo han muerto 3.400?”, dice José Emilio Arango, y así un montón de preguntas y respuestas. La sobreinformación nos supera las cejas. 

En la cocina de Benposta el chef de hoy es Toni, toca estofado de carne. Son varios los que cocinan, algunos se llevan muchas flores. BENPOSTA (SEIXALBO) 26/03/2020.- Historias del coronavirus. La familia Benposta. José Paz

En Benposta todo el mundo hace algo. Mustafá el funambulista, limpia con agua a presión la nueva cobertura del poliedro; está a pleno sol, lo pillo sin camisa. Francisco Muradás, “Agua, luz y gas”, como le llama Toni, reparando algo. Hoy le toca a un motor para una bomba de agua. 

Ni el coronavirus en Benposta puede con el circo y la historia del de Los Muchachos. Me alegro. Arango y Manzanita levitan sobre un mundo de nostalgia, como cuando eran equilibristas. Sobre la percha que Arango sustentaba sobre los hombros, se encaramaban hasta 12 personas, lo revive según lo cuenta. “Todos iban subiendo y se formaba una flor”. El circo lo formaban más de 100 personas, en Benposta llegaron a pulular a diario más de 600. 

Giras internacionales. Nunca estuvieron confinados con el circo, pero en la Argentina de Videla, 1979, les acusaron de introducir miembros de ETA en el país, “En Bahía Blanca nos paralizaron el espectáculo, y se llevaron al público en camiones; clandestinamente salimos para Brasil en un avión a las 4h de la mañana”, comenta Manzanita, quien se inició en el circo en el 66, en Plaza de Cataluña. En Pamplona, 1997, en plenos Sanfermines, les pilló la muerte de Miguel Ángel Blanco. El espectáculo se suspendió, pero ellos hicieron su afamado  número de la troupe. 

Al salir, el guiso ya es otra cosa. 

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