PAPELES DEL ROCK

Brian Jones, el genio que no pudo ser

Brian Jones, toca la guitarra durante un multitudinario concierto.
photo_camera Brian Jones, toca la guitarra durante un multitudinario concierto.

Si se quiere hacer un retrato lo más objetivo y ajustado a la realidad acerca de quien era Brian Jones hay que referirse a su lado más oscuro, a la antítesis del artista inteligente

El próximo martes 2 de julio, mientras nos siguen llegando ecos del "No Filter Tour" de los Rolling Stones, que sigue su exitoso curso por los escenarios americanos, se cumplirán 50 años de la muerte en circunstancias nunca aclaradas de Brian Jones, quien fue de hecho el fundador de la banda que cambió para siempre la historia del rock'n'roll. 

Brian Jones nació un 28 de febrero de 1942, es decir, para quienes les gusta analizar o imaginar como son las personas según su signo del zodiaco, era Piscis, aunque por lo que conocemos de su personalidad, sería un Géminis típico, si aceptásemos que los Géminis son volubles, contradictorios y de doble personalidad. Como muchas de las personas a las que la naturaleza o el destino les ha proporcionado la genialidad, la capacidad de ver más allá, el adelantarse a su tiempo, en definitiva, poseer un talento y una sensibilidad que los demás no poseen, su personalidad y su carácter estaban marcados por la inestabilidad, en ocasiones la irascibilidad incontenible, y en el caso de Brian Jones, una tendencia a la depresión acentuada por los problemas que vivió en su niñez y adolescencia y por el consumo de alcohol y drogas. 

El fundador de los Rolling Stones nació y vivió su infancia y primera juventud en Cheltenham, una ciudad británica provinciana, conservadora y victoriana, en una familia de clase media en la que sobre todo su madre, le inculcó desde muy pequeño el amor por la música. Muchacho de una extraordinaria inteligencia (120 de cociente intelectual) tenía una facilidad innata para aprender a tocar cualquier instrumento, y llegó a dominar con fluidez desde la guitarra al saxofón pasando por la flauta, el xilofón, la cítara o la armónica. 

Un embarazo no deseado a muy temprana edad, que supuso un escándalo sin precedentes en aquella pacata e hipócrita sociedad de Cheltenham, le llevó a marcharse de allí y a recorrer como vagabundo y músico de ocasión una Europa en la que se estaba incubando a finales de los 50 todo lo que sería la explosión contracultural de los 60. Cuando Mick Jagger y Keith Richards aún iban a la escuela secundaria, Brian Jones ya había probado la marihuana, los ácidos, se ganaba la vida como músico en clubes de jazz, había descubierto el blues, había participado en manifestaciones del movimiento pro-desarme nuclear y por supuesto, había vivido experiencias sexuales de todo tipo. Establecido en Londres en 1962 y teniendo como amigo (mecenas) protector a un músico del nombre en la Inglaterra de aquella época como Alexis Korner, llegó a presentarse en más de un club como artista en solitario como Elmo Lewis. En una de esas actuaciones el destino quiso que estuvieran entre el público Mick y Keith, otros dos apasionados amantes del blues. Pocos meses más tarde nacían los Rolling Stones. 

Quizá poca gente lo imagine, pero en aquellos primeros tiempos del grupo, Brian era el líder en todos los sentidos. Por supuesto en lo musical, ya que conocía mucho mejor el blues que el resto de sus compañeros, ejercía de hecho como manager y precisamente, en su afán por hacer crecer al grupo y que lograse popularidad, trajo a su entorno al manager que convirtió a los Stones en un suceso mundial… a costa de acabar con él: Andrew Loog Oldham. 

Andrew Loog Oldham señaló en sus memorias que Brian, aún siendo un extraordinario intérprete y un verdadero maestro a la hora de adaptar el blues clásico al rock que empezó a ser el estilo característico de los Stones, paradójicamente no tenía capacidad alguna como compositor. Convencido de que los Stones solo tendrían futuro si eran capaces de crear un tándem compositivo que pudiera funcionar como Lennon y McCartney en los Beatles, Oldham apostó por forzar a Mick y a Keith a que asumieran ese rol dejando fuera a Jones, quien se sintió traicionado y que a pesar de que seguiría teniendo un protagonismo musical innegable en las composiciones de la formación, frustrado por no poder participar a ese mismo nivel, se fue progresivamente apartando del grupo. Cuando en 1967 y tras un lamentable incidente en Tánger (una discusión entre Brian Jones y su pareja, Anita Pallenberg, que acabó a golpes) la actriz alemana decidió romper su relación con él para unirse sentimentalmente a Keith Richards, la fractura entre Brian y los Stones fue definitiva. Apenas un año y medio más tarde, Brian Jones aceptó, en una dramática reunión en su casa de Cotchford Farm en junio de 1969 con el resto del grupo, las condiciones por las cuales dejó de ser un Rolling Stone. 

Al margen de los Stones, y quizá pensando ya desde 1966-67 que no seguiría mucho tiempo en la banda, trató de orientar sus posibilidades como músico en otras direcciones: compuso la banda sonora de la película del director alemán Volker Schlöndorf "A Degree of Murder" entabló una amistad muy estrecha con Jimi Hendrix y John Lennon, llegando a pensar seriamente a comienzos de 1969 en formar un "supergrupo" al estilo Cream con ellos, e indudablemente, de no haberse producido su trágico y prematuro final, lo tenía todo en su mano para desarrollar una carrera en solitario potencialmente fabulosa.

Pero también, si se quiere hacer un retrato lo más objetivo y ajustado a la realidad acerca de quien era Brian Jones, hay que referirse a su lado más oscuro, a la antítesis del artista inteligente y sensible que sin duda era, pero que ocultaba una personalidad conflictiva y atormentada. Más allá de su difícil relación con el resto de los Rolling Stones, nunca logró desarrollar relaciones sentimentales estables, lo cual le producía estados de depresión y melancolía que en ocasiones desembocaban en comportamientos violentos, con una fuerte tendencia autodestructiva. Es sabido que bajo el efecto de las drogas y el alcohol su personalidad se transformaba, convirtiendo al chico encantador y entrañable al que todo el mundo adoraba en un auténtico monstruo, agresivo, intolerante y que maltrataba a toda la gente que estaba a su alrededor, incluyendo sus parejas. 

A las 23:50 del 2 de julio de 1969, un médico que examinó el cuerpo de Brian Jones, sacado de la piscina de su casa momentos antes, extendió su certificado de defunción. Oficialmente, muerte por ahogamiento. Versión oficial sobre la que siempre sobrevoló la sospecha de que fuera en realidad asesinado por los "dealers" a los que se dice debía gran cantidad de dinero. ¿Mito o realidad? Nunca lo sabremos. 

En cierta ocasión, a punto de entrar en la cárcel por posesión ilegal de drogas, escribió un telegrama a su familia en el que decía a sus padres: "Por favor, no me juzguéis muy severamente". Siempre contradictorio, siempre bipolar, Brian Jones tuvo la inspiración genial para crear la banda de rock'n'roll más grande de la historia, y por ello pagó el precio de ser devorado por ella. Pese a todo, el rock le debe ese destello de lucidez e inspiración gracias al cual hoy los Stones siguen girando por los USA. 

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