No hay confirmación oficial porque será la prueba de ADN realizada en el Instituto de Medicina Legal de Santiago, en los próximos días, la que lo certifique. Ahora bien, los investigadores policiales sospechan que el cadáver hallado en el lecho del río Barbadás, que en estos momentos discurre sin agua, próximo a la aldea abandonada de Muíños, es el de la joven Nerea Añel Vázquez (26 años), cuya desaparición fue denunciada el 5 de febrero por su padres.
Se basan en los resultados preliminares de la autopsia que revelaban que los restos óseos se corresponden con los de una mujer, joven, entre 25 y 30 años, complexión delgada y una altura aproximada de 1,70 metros. Las reseñas del historial odontológico de Añel no sirvieron para confirmar ni descartar a la víctima (en el cauce del río aparecieron también piezas dentales). Los huesos también revelan que la muerte se produjo hace meses.
El levantamiento de los restos se produjo en la mañana de ayer tras ser descubiertos de forma casual por dos senderistas en la tarde del lunes. Las dudas sobre si era o no la joven ourensana cuya pista se perdió a finales de enero comienzan a despejarse, sobre todo si se tiene en cuenta que la Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación tras las denuncia, la buscó en la zona en donde apareció con perros adiestrados, aunque no se rastreó el río, que en ese momento iba con agua.
Pese a que la aldea de Muíños, en el concello de Barbadás, está a más de seis kilómetros de la ciudad de Ourense, la policía la buscó allí porque es un lugar frecuentado por consumidores de droga. Cerca del lugar hay un motel que también había frecuentado
Hasta el momento, siguen siendo una incógnita las causas de la muerte y cómo llegó la víctima hasta el río. Según fuentes cercanas al caso, en estos momentos están abiertas distintas hipótesis, incluida la muerta violenta.
