OURENSE NO TEMPO

Calle de Las Tiendas

photo_camera Calle de Las Tiendas, esquina Juan de Austria, antes de hacerse las escaleras de la Catedral (foto depositada en el Archivo Municipal).

Una pequeña calle por la cual los años no pasan, pasean…

Contaba la admirada Olga Gallego que la fachada principal de la catedral, la "decoraban" en un principio un terraplén de tierra y una muy rústica barandilla de madera, que comunicaba con la calle de la Gloria (Arcedianos). Esa vista seguramente era provisional, mientras no se colocaban las escaleras necesarias para acceder a la elevada puerta central. Como casi siempre, temas económicos habrán sido los responsables, pero la realidad es que esas escaleras hubo que aguardar a los ochenta para poder verlas. Antes, aproximadamente en la época en que se obtuvo la fotografía, los canteros se convirtieron en parte del paisaje, cuando se decidió eliminar el edificio que se ve en la esquina, sede durante muchos años de uno de los comercios más conocidos de Auria, Almacenes Celso Ferro, a fin de sustituirlo por el que ocupan las oficinas municipales.

El nombre de la calle no me atrevo a asegurarlo, pero más que probable resulta la posibilidad de que los bajos de la catedral tuvieran alguna responsabilidad. Hoy, la Joyería Cid ocupa los de la esquina, a continuación aparecen varios huecos cerrados, pero fácilmente reconocibles, y los tres siguientes, vuelven a estar ocupados; yo los conocí con una cuchillería y mercerías donde se vendían también, batas de casa, mandiles, etc., hoy…

Negocios históricos también prestigiaron la calle, la farmacia que hacia esquina con la Plaza Mayor era la regentada por doña Pilar Fernández Barja; la cito como primera porque en esa acera fueron muy escasos los negocios. Seguramente nadie recuerda que allí estuvo uno muy original, el señor Vaamonde ofrecía las mejores maquinas de pesar, romanas imprescindibles para el panadero, balanzas que no podían faltar en los ultramarinos, metros de madera y latón imprescindibles para “alfayates” y gente de la construcción, los vasos que lecheras y vendedores de líquidos a granel necesitaban a diario y las tan útiles jeringuillas. Don Jerónimo Vaamonde dio paso a una de las tres o cuatro tiendas de ultramarinos que hubo en las cercanías de la Plaza Mayor, la Casa Romero, donde se vendían ultramarinos finos, como se decía entonces. Posteriormente se instalo allí la farmacia de Pedro Antonio, al que sustituyo doña Pilar. La acera de enfrente estaba más concurrida, comenzando por la mercería La Dalia, que aún hoy continua siendo el último auxilio para modistas y aficionadas a las “labores”, que allí encuentran todos los hilos, lazos, puntillas y botones imaginables. Lo que siempre me pregunté era ¿cómo sabían aquellas buenas mujeres encontrar lo que pedías? Carmiña y Avelina, "las chicas" o las dos hermanas (como también se las conocía) atendían con paciencia al público con la ayuda de la eterna Lola.

Otro negocio con estilo propio y solera es el de la sombrerería La Lucha, un superviviente que ya lleva tres generaciones y no ha perdido ni un ápice del sabor de aquella tienda que en 1917 abría al público don Fausto Rodríguez Cuadrillero. La competencia en aquellos momentos era el principal problema, la sombrerería de Varela, en la misma calle; la Francesa, esquina Pereira con jardines Obispo Cesáreo); la Andaluza de Malleira, en la calle Instituto (hoy Lamas Carvajal), y un buen número de tiendas de tocados para señora, obligaban a tener el mejor genero, o como en el caso de La Lucha ser al tiempo fabricantes.

Para el final, de manera intencionada, he dejado el bazar con el que don Ramón Puga inicio su andadura en el mundo de los negocios en Ourense. Bazar el Siglo ocupaba los locales del numero 9 y 11 de la calle, y en 1925 figuraban al frente don Ramón y sus hermanos. Allí lo mismo se vendía un mueble castellano, que una Pepona, o un orinal, aunque la especialidad era el calzado. Con el tiempo y ya con el siglo avanzado asumió el apellido de la familia: Bazar Puga, al que finalmente las Ondas de Radio Orense desplazaron hacia la plaza del Recreo.

Una pequeña calle por la cual los años no pasan, pasean…

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