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Cambio climático en la cesta de la compra

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El otro día me encontré en un supermercado que las cebollas venían de Perú

Además de la que se celebra en Madrid, con gran despliegue de medios, todos los días hay una cumbre en la que se toman decisiones que afectan al clima: es el momento en el que llenamos nuestra cesta de la compra. Y ya no solo por el uso indiscriminado de bolsas de plástico que acabarán en nuestro estómago después de que hayan pasado de los vertederos al mar y de éste al pescado que comeremos. También por la elección que hacemos de los productos.

El otro día me encontré en un supermercado que las cebollas venían de Perú. El precio era más o menos el mismo de las que se cultivan en A Limia. Pero su coste fue muchísimo más elevado porque hay de por medio más de nueve mil kilómetros. Lo encontraría justificado en especias como la pimienta, el clavo, o la canela que viene desde Ceilán, también a nueve mil kilómetros de Ourense y que fue descubierta por un ourensano de Maceda llamado Xoán de Nóvoa o João da Nova, que es como lo recuerdan los portugueses. La diferencia estriba en que la canela no se puede cultivar aquí (yo lo he intentado), pero las cebollas sí.

Cuanto más cercano es el producto que compramos, menor impacto ambiental generamos en nuestro planeta. Y esa no es su única ventaja: mayor riqueza económica aportamos a nuestro entorno. Ambas circunstancias redundarán en nuestro beneficio.

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