Alerta sanitaria

“El campo no entiende de coronavirus"

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Frente al obligado encierro en casa de las ciudades, el rural se convierte estos días en un pequeño oasis en el que los vecinos, tomando ciertas precauciones, sigue saliendo para alimentar animales o mimar sus cultivos. 

El coronavirus no ha frenado la actividad agraria en el interior de Ourense. Pese a que este lunes los tractores no circulaban por la llanura  de A Limia a causa de las leves precipitaciones registradas, el presidente de los productores de patata, Amador Díaz, aseguraba que el trabajo para preparar las tierras de cara a la siembra -que podría comenzar, si el tiempo acompaña, el próximo mes de abril- y la plantación de cereal de primavera no habían cesado en las últimas jornadas. Esto se podía comprobar ayer al recorrer las zonas de Faramontaos y Paredes -en Xinzo-, y ver las tierras perfectamente labradas. 

Por otro lado, Díaz explicó que, pese al estado de alarma, los almacenes albergan el trabajo normal a estas alturas del año. "Los trabajos en las fincas de preparación de siembra de trigo de primavera y fincas para patata se mantienen. La gente va sola, no está acompañada ni en grupos, por lo que se están realizando las actuaciones normales", explica Amador Díaz. "En los pueblos, los vecinos están en sus casas como en una ciudad cualquiera", añade.

No obstante, el presidente de los productores asegura que la crisis está afectando, dentro del sector, a las patatas que se derivan a la industria de frito -y que en A Limia representan una parte importante- al mermarse las peticiones por el cierre de bares y restaurantes. Mejor suerte está teniendo la venta on line. En este sentido, en patatasama.com la venta se ha incrementado en un 80 por ciento en las últimas semanas. 

En la comarca de Monterrei los viticultores abordan la fase de poda de las viñas. Ernesto Rodríguez, de Crego e Monaguillo, lo tiene claro: "El campo no entiende de coronavirus". Consciente de que el sector acomete en estos momentos una de las fases más importantes, la de preparación, mantiene que "en el campo, a no ser que nos obliguen, no se puede parar. Con las precauciones necesarias, eso sí". La presidenta del Consello Regulador, Lara da Silva, presidió una reunión este fin de semana para extremar las medidas y que pasan por la supresión de reuniones con proveedores, o las actividades con viticultores. 

Bares y cafeterias cerrados

Sin salir de Monterrei, en Cualedro, bares y cafeterías tienen el cartel de "cerrado". En uno de los bancos las operaciones de efectivo se derivan al cajero automático y la gestora del local atiende uno a uno a los clientes manteniendo una distancia de seguridad de dos metros. "Una vez que se van tengo que desinfectar mostrador y sillas", cuenta la gestora, Belén Fírvida. "La gente está concienciada en el rural, pero sí que es verdad que hay preocupación. La gente llama preocupada por la caída de bolsa o por las pensiones", añade.

En la gasolinera Repsol, la interacción con los clientes -incluída la que tenga que ver con el consumo en la tienda- se acomete en la línea de repostaje para garantizar la seguridad.

Vida normal

La población del rural, especialmente mayor y con otras patologías, continúa con su vida "normal". Salir a la calle se hace inevitabl. "Teño que saír darlle de comer aos cans e aos gatos", señala en Carballeira (San Cibrao das Viñas) Eulogio Ferro mientras charla con otra vecina a la puerta de su casa, eso sí, manteniendo la distancia recomendada. El temor a un contagio es patente en este ourensano debido a su estado de salud: "Xa lle rifei o meu irmán porque foi o outro día a cidade e nós, tal e como estamos, collémolo e non o aguantamos", cuenta. No tener un bar disponible es a lo que más le está costando habituarse. "Onte aínda pensei en ir tomar un café a algún lado e logo dinme conta que, como non o faga na casa, non teño onde ir", relata. Ferro está resignado a pasar aislado "polo menos un mes".

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La vida sigue su curso en los pueblos con las ventas a domicilio, para que la población no se quede sin todos los servicios. La escasa población del rural es la razón por la que Benito Iglesias se permite salir de casa en San Cibrao das Viñas: "Aquí no pobo aguántase ben, eu non me arrimo a ninguén porque casi non hai xente", afirma. Desde el inicio del confinamiento sus salidas han sido para trabajar en sus terrenos: "Eu sigo coma sempre, só mo pode acabar pegando a miña muller", comenta. La vuelta de algunos vecinos establecidos en las ciudades es un motivo de preocupación: "Igual son eles quen no lo veñen traer aquí", apunta. Las dudas también se manifiestan entre esta población a la hora de salir de casa, ya que no se encuentran prácticamente con nadie: "A miña muller preguntábame si podríamos saír da casa e eu díxelle que total non nos encontramos con xente, que non pasaba nada", cuenta.

En la finca

Otras prefirieron gastar la mañana de ayer en matar a las gallinas, que pueden hacer falta para comer ante el desconocimiento de los días que puede durar la cuarentena. "Estamos como moito no patio e se hai alguna emerxencia vou a casa da miña irmá", cuenta otra vecina de San Cibrao, María del Carmen Rodríguez. Pese a ello tiene sus secretos, que no trata de ocultar: "Cando cae a noitiña vou dar un paseo pequeno, porque na casa agóbiome moito", afirma. La posibilidad de disfrutar al aire libre dentro de su finca es un "beneficio" que ofrece el pueblo y que no se encuentra en la ciudad. La misa parroquial de cada domingo, aunque se celebró, no fue como cualquier día. "Eu fun pero éramos moi poucos, a distancia podíamola ter entre todos", relata María Elena Rodríguez, su prima. La vida en el rural sigue igual, eso sí, tomando precauciones.



Los sectores del vino y la pizarra siguen trabajando

Dos sectores vitales para la economía de Valdeorras, el de la pizarra y el del vino, mantienen su actividad. Eso sí, con la adopción de medidas para evitar la propación del coronavirus COVID-19.

El Clúster da Pizarra aseguró ayer que "tódalas empresas asociadas cumpren a raxatabla coa lexislación e a normativa do Estado e a Xunta", según afirmó. Hay que reseñar que este sector genera 2.400 empleos directos en Galicia.

En referencia a la incidencia de la crisis sanitaria en el sector, consideraron que aún es pronto para evaluar la situación. Más adelante, ya con más datos sobre la mesa,  podrán realizar la valoración.

Estas explicaciones fueron ofrecidas horas después de comenzar una campaña realizada por Internet, en change.org, pidiese paralizar la actividad del sector. Los promotores, cuyo nombre no aparece, señalaron su temor a que la enfermedad afectase a los trabajadores y a los enfermos de silicosis. A última hora de ayer, había conseguido 1.676 firmas.

En el sector vivitinícola coinciden en subrayar que aún es pronto para realizar estimaciones de la repercusión. Desde la DO Valdeorras afirman que esta "afectará as adegas, iso é evidente, Mais aínda é pronto para coñecer a gravidade das consecuencias".

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