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Carlos Soria: "No hay montañas asesinas sino alpinistas imbéciles"

Floreano Taín (i) y Carlos Soria (d) (MIGUEL ÁNGEL).
photo_camera Floreano Taín (i) y Carlos Soria (d) (MIGUEL ÁNGEL).

El montañista abulense, historia del alpinismo español, sedujo con sus anécdotas a un auditorio rendido ante un hombre récord

El Foro La Región escaló las cumbres más altas del Himalaya. No fue necesaria ni la cuerda ni el piolet porque la mochila del invitado en esta ocasión estaba llena de ilusión, por supuesto de anécdotas pero sobre todo de historia. Es Carlos Soria Fontán, un abulense que a sus 80 años ha sido, es y seguirá siendo uno de los grandes personajes del montañismo español.

Criado en la difícil postguerra española, Carlos Soria, el amigo de los espacios abiertos, de los arroyos y por supuesto del monte, se empeñó en dejar huella en el Foro La Región con su ponencia "65 años disfrutando de la montaña".

"La montaña siempre me la he tomado muy en serio". Tanto que su forma de prepararse para las ascensiones era participar en las primeras competiciones de esquí de fondo desarrolladas en España allá por los años 60 y 70 del pasado siglo, así como los trails que tan de moda están en la actualidad. "La competición siempre me gustó, porque en ella no se puede mentir, el resultado está ahí, y sin embargo en la montaña hay mucha mentira".

El Eiger, el Cervino, el espolón Walker..., poco a poco comenzaron a salir lugares míticos en el montañismo, y por supuesto las montañas de Pakistán, Tíbet y Nepal, es decir, la cordillera del Himalaya, la auténtica pasión de Carlos Soria, "un chavalín que salió de su barrio para ascender montañas".

De sus inicios recuerda "las cuerdas de cáñamo, los ropajes rústicos, no existían los arneses e ibas atado con la cuerda al pecho. Las botas de entonces pesaban cada una un kilo más de las de ahora".

Su primer ochomil fue el Nanga Parbat, con 51 años. "Un francés un poco petulante le puso el sobrenombre de montaña asesina. Eso es mentira, no existen, lo que hay son alpinistas imbéciles".

Hablando de tragedias en la montaña, Soria reconoce que "en la actualidad hay demasiados accidentes porque la gente se toma a la ligera las cosas. Tengo muchos récords de ascensión de cumbres a mayor edad pero del que más orgulloso me siento es el de seguir con todos los dedos de las manos y los pies. En la montaña la razón es el sentido común, porque además de subir hay que bajar".

Uno de los tragos más duros lo vivió en el Dhaulagiri, el que si su rodilla operada lo permite será en abril en su próximo reto. "Se nos acabó la cuerda pero aún así decidimos continuar la ascensión hasta que dije que me daba la vuelta. Diez miembros de la expedición continuaron y cinco no volvieron, entre ellos mi amigo Pepe Garcés".

Y añade: "El Dhaulagiri me trata mal, pero me quiere mucho y yo también a ella. Si vuelvo es porque puedo, y cuando no sea así subiré al cerro del telégrafo de mi pueblo".

Palabra de un alpinista que tiene muchos récords pero que "sigue con la ilusión de aquel niño".

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