HISTORIA

El castillo de A Saínza retornó al pasado para revivir su batalla final

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photo_camera Moros y cristianos enfrentados en la explanada situada frente al castillo de A Saínza, en Rairiz de Veiga.

Un año más, una de las romerías más populares de la provincia revivió la historia aunque ante menos público que otros años

Un año más, los cristianos volvieron a vengar en A Saínza el ultraje a su venerada virgen de la Merced derrotando en el campo de batalla a los impíos invasores que no se cortaban cuando pasadas las 13,30 horas de ayer, convencidos de su victoria -que no fue tal-, advertían a los lugareños aquello de que "si guerra queredes, guerra teredes", sempiterna alocución que acaba con el desencadenamiento de la batalla cuerpo a cuerpo después de que dos cañones por bando hagan la oportuna exhibición de su rendimiento en el combate.

Antes, turno para los oficios religiosos que llegaron con una ligera media hora de retraso. La comitiva cristiana, con su honrada santa vestida de blanco, se dirigió al campo de batalla acompañada de la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense.

En el improvisado altar con forma de palco, además de la alcaldesa de la localidad, Josefa Asunción Morgade Rúa, destacando su rojo entre el blanco de los oficiantes, dos clérigos poco conocidos en la localidad. El primero de ellos, Heriberto Redondo, párroco de A Bola, quien llevó el peso de la celebración, apoyado por otro compañero internacional, y bodeguero de renombre en la comarca de Monterrei, Ernesto Rodríguez, el "crego" de la bodega del mismo nombre, aunque esta vez sin monaguillo.

A la misa se sumaron, llamando la atención de los asistentes, los cinco trailers de la París de Noia, que comenzaban a tomar posiciones para la sesión vespertina que pondría fin a la popular romería. Muchos se miraron también entre sí cuando escucharon, en el momento de la ofrenda, e interpretado por la misma agrupación que precedió la entrada de la imagen al campo, del himno español, cuando la mayoría seguro que esperaba que fuese el de Galicia. Tantas eran las novedades, que hasta la voz que ejerció las labores de narración en el combate era otra y no la habitual, aunque no por ello menos conocida entre los votantes y devotos de la localidad y municipio. Con sudadera gris y un gorro que le cubría las canas, Rodríguez Ambrosio, exalcalde de Rairiz, se encargó de explicar al respetable público lo que acontecía.

La victoria cristiana y sus posteriores fuegos de artificio enseñaron el camino de A Carballeira para dar cuenta de las viandas.

Un conflicto que llegaba con la división entre los católicos

A no pocos sorprendió que el oficiante de la celebración eucarística fuese finalmente el párroco de Podentes. Y a otros tantos les encajaba la solución adoptada, después de que el titular de la parroquia de Rairiz, en el segundo de los días de novena previa a la festividad, y concluido ese oficio religioso, hablase claramente a los presentes sobre la celebración de la romería y recomendase encarecidamente a los que a esa novena acudían vigilar a "quién entregaban los fondos para la organización de la misma", en una alusión directa a la regidora de la localidad.

Emilio Casal, sacerdote de Rairiz, se sintió puenteado cuando tuvo conocimiento de que alcaldesa y exalcalde habían solicitado en el Obispado, días antes, que fuese Monseñor Lemos quien oficiase ayer la misa solemne en honor de la patrona de la localidad, la Virgen de la Merced. En ese momento, el obispo les indicó que no había inconveniente, siempre que el párroco le invitase a ello expresamente, algo que parece ser que no se produjo finalmente.

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